viernes, 17 de julio de 2009

Hoi An

Maider y yo coincidimos en que Hoi An es la ciudad más bonita de Vietnam que hemos visitado en todo el viaje por estas tierras. También es una locura para las compras ya que allí tienes todo lo que puedas imaginar.
Hoy An mantiene ese toque decadente francés de la época que tan bonito hace sus paseos.
Las calles parecen no haber sucumbido al paso del tiempo excepto en los cientos de extranjeros que las recorren cada día con bolsas en sus manos.
Y es que hablar de Hoi An es hablar de sastres, tanto a nivel de ropa como de calzado ya que se dice que en esta ciudad hay 3 sastres de cada 4 habitantes.
Puedes encargar todo lo que se te pase por la cabeza y recogerlo al día siguiente, bien llevando la prenda a copiar o con tan solo una simple fotografía o fotocopia de la prenda que desees.
Por aquí han pasado hasta presidentes de grandes países a copiar sus trajes de Armani o cualquier otro modisto famoso.
Nosotros no sentimos necesidad de hacernos ninguna elegante prenda ya que no la necesitamos pero si nos hicimos unas zapatillas en mi caso a medida de piel por unos 10 euros y Maider un par de sandalias también de piel y a medida por unos 14 euros las dos.
Es curioso ver como te miden el pié con cinta métrica al tiempo que dibujan el contorno de tu planta en un folio en blanco. Después solo has de elegir el tipo de suela que deseas así como el tipo de piel de un catálogo de pieles. También puedes añadir dibujos o cualquier cosa que se te ocurra que al día siguiente lo tienes dispuesto a calzarlo como anillo al dedo.
La verdad es impresionante los trabajos que hacen y el buen precio de estos, aunque como siempre la masiva afluencia de extranjeros está haciendo elevar los precios a marchas muy elevadas.
Otro aspecto importante para visitar esta hermosa ciudad es su comida, concretamente en el mercado de comida que se sitúa cerca del río junto al mercado de alimentos.
Allí fue uno de los lugares donde más bueno y más barato hemos comido en todo Vietnam y nos parece un sacrilegio pasar por esta ciudad y no comer allí su estupendo “cao lau” ( bol de fideos de arroz con soja, ternera, pollo o gambas, raspaduras de corteza de cerdo crujiente y hojas de algo parecido a la hierba de limón) o su white rose (especie de dumping de arroz al vapor relleno de bolitas picadas de gamba, todo ello mojado en una salsa agridulce ligeramente picante).
Todo esto lo puedes regar con una estupenda cerveza de barril por 0,16 euros.
Una de las noches nos coincidió con la celebración de la Noche legendaria de Hoi An donde a partir de las 17.30h sus habitantes celebran la luna llena del calendario lunar con canciones, bailes, juegos, comida tradicional en las calles solo iluminadas por la tenue luz de los farolillos. Los comerciantes hacen sus ofrendas quemando papel e inciensos así como encendiendo velas y dejándolas en el río.
Esta ciudad también tiene un maravilloso mercado de alimentos donde puedes perderte entre la gente del pueblo viendo numerosos pescados de río, verduras, frutas exóticas, carne, y todo lo relacionado con el arroz.
También es un lugar con cosas preciosas para la casa como artesanías en bambú, budas tallados en madera, boles de coco esmaltados en su interior con cáscara de huevo pulida, pinturas, esculturas, etc..
Uno de los días para descansar de tanta compra nos escapamos hasta My son, antiguas ruinas del imperio Cham que aunque destacaban entre su espesa vegetación no atraían demasiado debido a su pésima conservación tras los diversos bombardeos recibidos durante la guerra.
Hay quien dice que si vas a Ankor estas ruinas son como una ridiculez al lado de aquella majestuosidad pero bueno el entorno también tiene su encanto y no podemos pretender que todo sea majestuoso.

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