domingo, 11 de octubre de 2009

Bagan

Sería muy difícil explicar los sentimientos que nos aportó este lugar pero no tanto por sus miles de templos que no hay que dudar que son impresionantes sino por una persona maravillosa que nos robó el corazón, pero vayamos por partes...
Llegamos a Bagan como la totalidad de turistas que llegan a este país ya que en este lugar está la concentración de templos budistas más grande del mundo. Dicen que para hacernos una idea de la cantidad de templos que podemos ver en poco espacio sería posible imaginando todos las iglesias de Europa concentradas en la isla de Manhattan.
Hay dos formas de ver los templos, alquilando una bici y perdiéndote por sus cientos de caminos de tierra rojiza o alquilando un coche de caballos si no te apetece pedalear.
Nosotros optamos por la primera y bici en mano comenzamos el primer día a visitar los templos más importantes y más grandes pero el tiempo no nos acompañó ya que hizo un día muy feo y gris que resaltaba poco la maravilla que estábamos presenciando.
Aquí el único medio de vida de la mayoría de la población es el turismo y por tanto sólo bajar la bici es suficiente para que unos cuantos vendedores y niños postal en mano te rodeen diciéndote todo lo que puedan en tu idioma para que le compres algo.
Myanmar es el país más pobre que hemos visitado en nuestra vida y eso se nota cuando caminas por los templos de Bagan. Todos quieren que les compres y te acompañan y hacen de guía gratuito en cada templo si fuera necesario a cambio de que al menos veas lo que llevan.
Unos llevan pinturas en telas que tardan días en terminarlas, otros cajas de madera de bambú pintadas a mano y los más pequeñitos paquetes de diez postales a cambio de un dólar.
Como os decíamos todos quieren que les compremos pero aunque lógicamente es imposible insisten e insisten sin cansancio hasta el aburrimiento (ésto indica la desesperación de una población por llevar un plato de comida a su casa).
Sólo 8 kilómetros y medio separan Nyaung U de New Bagan y a medio camino se concentran la mayor parte de los templos en Old Bagan. Cualquier camino que salga de la carreterilla principal (en Myanmar todas las carreteras son de no más de tres metros de ancho y bacheadas hasta el aburrimiento) puede darte una sorpresa con un templo bonito para nuestros ojos o descubrir pinturas de hace más de 2500 años.
Y sí lo pasamos bien pero el hecho que nos cambió la visión del lugar no fueron los templos sino Thida.
Thida es una chica de 20 años con una bicicleta de otros tantos que no se cansa de perseguir a los turístas a cambio de algo... nosotros ya la habíamos visto el primer día ya que nos dijo un lugar para comer barato pero el segundo día decidió que nosotros seríamos su siguiente trabajo durante el día.
No se cansó de pedalear junto a nosotros mostrándonos todos los templos y hablándonos un poco de ella y después de un buen rato paramos en la sombra de un viejo árbol junto al camino para descansar un poco del sol que ese día sí nos regaló un bonito día.
Allí bajo la agradable sombra de ese árbol centenario y con las conversaciones de Thida comenzamos a ver lo necesitada que estaba por llevar unos pocos dólares a su humilde casa. Entonces decidimos ayudarle y le compramos una cajita de esas hechas a mano por 2500 kyats pero como no tenía cambio le dijimos que se quedara los 3000.
Ella se sintió agradecida y se empeñó en que al día siguiente fuéramos a su casa a comer. Nosotros le decíamos que no, que no era necesario invitarnos, pero ella insistía e insistía diciéndonos que tenía todo muy limpio y que ella se lavaba todos los días.
Al final aceptamos y se puso muy contenta, nos acompañó al hotel y prometió que al día siguiente vendría con su bici a la puerta de nuestro hotel (a 8 kilómetros y medio de su casa) para acompañarnos de vuelta a New Bagan, donde ella vivía.
Ese día vivimos de primera mano lo que es ser pobre y no tener nada de nada. Ella estaba supercontenta de que fuéramos a visitarla pero estaba preocupada porque no paraba de decirnos que era muy pobre y no quería decepcionarnos (como si a nosostros eso nos importara). El caso es que como decimos sentimos lo que es ser pobre por un día.
Resulta que hace cinco años era una familia muy humilde de ocho hermanos, dos de ellos murieron, pero iban tirando como mucha gente en Asia, pero un fatídico día a su padre, que trabajaba en una cantera sacando piedra, le mordió una serpiente venenosa y le llevaron de urgencia al médico. Ese día comenzó su calvario porque para pagar el médico (unos 700 euros según nos contó) tuvieron que vender la casa que tenían y desde ese momento vivir en la calle.
Pero Thida es una chica muy fuerte y nos lo contaba con el dolor en su cara pero con la fuerza de seguir adelante. A partir de ese dia ella, su hermana y su madre se fueron a vivir a una casa costruída con bambú con un solo habitáculo de no más de tres metros cuadrados donde vivian las tres.
La casa es tan pequeñita que alguien siempre debe dormir fuera. Pero a Thida no le importaba solo quería sacar adelante a su madre y a su hermana con lo que vende de cuando en cuando.
Lleva persiguiendo a los turistas desde los siete añitos y no fué al cole más que tres cursos, mientras todo iba bien en casa, pero a partir de ahí se fué a vender cada día con su bicicleta alquilada por 500 kyats al día.
Eso lo tenía que pagar vendiera o no ya que era su único medio de transporte hasta los templos y logicamente para seguir a los turistas por cualquier lugar donde ellos vayan.
El caso es que hicieron todo lo que estuvo en sus manos para ser ricos por un día y hasta se permitieron el lujo de comprar patatas, berengenas y cuatro trocitos de carne más pequeños que una uña para que comieramos bien.
Normalmente Thida nos contaba que comían arroz blanco con una especie de acelga salteada con alguna hierba... eso era todo... eso día tras día.
Pero ese día nos trataron como de la familia... Thida estaba contenta y agradecida por una caja de 3 dólares.
Pero Maider y yo ya teníamos pensado una sorpresa para ella... como resulta que cada día debía pagar 500 kyats por su bici (que podríamos encontrar en España junto a cualquier contenedor de basura debido a lo vieja que estaba) ganara o no ganara nada de los turistas y nosotros teníamos dinero de sobra para terminar el país tranquilamente pues decidimos comprarle una bicicleta.
Como era un familia muy muy pobre y humilde decidimos hablar tranquilamente con Thida y explicar lo que queríamos hacer.
Le dijimos que teníamos un dinero para cada día y que lo que sobraba lo guardábamos en un bolsito y que habíamos decidido ayudarla comprándole una bici....
Al principio creemos que no sabía muy bien lo que le decíamos porque asentía como si nada, pero cuando le dijimos que queríamos ir a la tienda de bicis empezó a ponerse nerviosa y escuchábamos que respiraba rápido.
El caso es que en cuanto llegamos ella fué directamente a las bicis usadas pero la verdad eran parecidas a la que llevaba y pensamos que sería mejor comprarle una nueva.
No os podéis ni imaginar como estaba... nos decía que era el día más feliz de su vida... y muchos pensaréis que lo decía por recompensarnos pero no lo decía porque os prometemos veíamos brillar la luz en sus ojos.
Una simple bicicleta, esas que nosotros tenemos incluso algunos a pares apartadas en el balcón de una casa, esas que usamos cuando nos apetece... una bici era suficiente para saber que jamás en su vida debería pagar ni un solo kyat más al propietario de bici de alquiler cochambrosa.
Pero la ilusión no terminó ahí, es más no terminó nunca hasta que tristemente vimos desaparecer su delicada silueta con su eterna cesta de cajitas de bambú en su mano derecha mientras con la otra se secaba las lágrimas de los ojos diciéndonos que le prométieramos que íbamos a volver, que aunque tardáramos por favor le prométieramos que volveríamos a verla.
Thida decía que nos prometía que la próxima vez compraría tenedores para no tener que comer con las manos, que trabajaría mucho cada día para que cuando volviéramo tuviera al menos unos tenedores... lo que no sabía es que nosotros éramos tan felices como ella de estar todos esos días a su lado y que no nos importaba ni que su casa fuera de bambú ni que no tuviera tenedores ni nada de eso... nos hizo muy muy felices con su sola presencia, con su bondad, con su extremada humildad, con su bonita sonrisa... con miles de cosas que no podríamos explicar con palabras.
El último día no se separó ni un minuto de nosotros, no hacía más que decirnos que le prometiéramos que nos volvería a ver, nos contó que esa noche soñó que nos íbamos los tres a recorrer Mynamar por el lago Inle, por Mandalay, todo desde su sueño imaginario porque jamás había salido de su pueblo, jamás había visto el mar, jamás había montado en un autobus con aire acondicionado.
Nos prometió que nos enviaría una carta cada año hasta que nos encontráramos de nuevo y nos hizo llorar cien veces o más.
Nos enseñó muchísimo más que todo el dinero del mundo y lo que no sabe es que aprendimos infinitamente más de ella de lo que jamás imaginaría.
Thida hizo crecer nuestro corazón cada minuto y por supuesto ganó con ventaja a todos los templos de Bagan juntos porque ella sola consiguió algo que nunca nos había ocurrido, hizo que sin salir de un país volvamos a pensar en él.


Pyin Oo Lwin

Para no pasar muchos días en Mandalay y escapar de la contaminación, el ruido, la suciedad y el calor decidimos ir a un pueblo dos horas al norte en pick-up, esa especie de furgoneta con aisentos enfrentados en la parte trasera y donde se suben personas hasta cuando nuestro cerebro piensa que ya no caben más.
La suerte que tuvimos es que no subió casi gente por lo que fue un viaje agradable dentro de los botes y el humo del tubo de escape que tragamos.
Pyin Oo Lwin... ese nombre tan impronunciable y dificil de recordar era la ciudad elegida.
Bueno, más que ciudad pueblo, un lugar bastante más agradable que la ciudad y donde íbamos prácticamente a descansar un poco de largos viajes y a ver un famoso parque que abarca los alrededores del lago Kandawgyi.
Nos costó algo de tiempo buscar un alojamiento decente ya que todos los que veíamos parecían "made in India". Después de rechazar unos cuantos encontramos un megahotel de lujo para nuestros bolsillos pero que al estar vacío de turismo y gracias al arte regateador de Maider conseguimos por 15 dólares la doble, nada mal para el lugar.
Suelos de madera, cortinas de lino, muebles nuevos, televisor satélite, etc etc... algo que por unos momentos te hace olvidar dónde estás y cuando sales a la calle te das cuenta de nuevo que este país es muy pobre.
Al día siguiente, ya descansaditos, ocupamos un buen rato en buscar algo barato que nos llevara al parque ya que éste esta a unos cuantos kilómetros de nuestro hotel.
Esto fue tarea ardua porque siempre que ven a turistas lógicamente piden el doble de dinero pero antes de salir el chico del hotel nos había dicho cuanto pagaban ellos.
El caso es que no nos importa como ya sabéis gastar el dinero con las gente del pueblo pero lo que no comprendemos es como tienen tanta jeta los conductores de transportes en todo el mundo ya que no solo se contentan con pedirte el doble o más sino que si no aceptas prefieren perderte a que pagues lo mismo que los habitantes locales... algo poco comprensible...
Pero como odiamos a estos conductores aprovechones que abarrotan las salidas de los hoteles esperando a los turistas que todo les da igual pues decidimos andar un rato y buscar a cualquier otro aunque nos cobrara lo mismo... al final nos salió bien la jugada pues ida y vuelta pagamos menos de lo que nos pedían.
El parque muy bonito pero se pasan tres pueblos con los precios de las entradas. La guía decía que costaba 2000 Kyats (2 dólares) por persona pero como parece que aquí en un año todo ha subido el doble y no solo para el pueblo pues nos encontramos una entrada de 5 dólares cada uno para ver un parque de flores... bueno ya que estábamos lo pagamos y disfrutamos mucho del agradable y relajado paseo pero reconocemos que se pasan mucho con esos precios... esto es Asia no Europa decíamos entre nosotros..
De todos modos estuvo muy bien, sobre todo el jardín de orquídeas en el que alucinamos con la variedad, el colorido y el aroma de esta preciosa flor.
Por lo visto este lugar es muy apropiado para esta especie porque había muchísimas plantas y flores hermosas.
Cuando nos entró hambre dejamos de pasear por el parque y volvimos al pueblo a comer y a descansar y aprovechar la habitación que se nos había presentado.
Al dia siguiente cogimos de nuevo un pick-up hasta Mandalay, esta vez sí hasta los topes (con gente dormida en nuestros hombros de regalo), para tomar un bus hasta nuestro último y nombrado destino en Myanmar... Bagan y sus 4.400 templos.

Mandalay

Tras 10 horas de viaje desde que salimos del lago Inle llegamos a la estación de buses de Mandalay a unos 7 kilómetros de la ciudad.
Un taxi de más de treinta años, legado de los japoneses, nos llevó hasta el hotel ya que en este país les encanta calcular el tiempo para que los buses siempre lleguen a destino a las 3 ó 4 de la madrugada, esas horas que ni duermes ni caminas por sus calles.
Pero bueno después de descansar ya estábamos preparados para afrontar las imágenes que nos deparara esta ciudad del norte del país que en su día fue capital de éste.
Mandalay en sí no tiene mucho a parte de su Palacio Real pero en este aspecto lo teníamos claro.
Vinimos a Mandalay para conocer de su historia no para colaborar con el gobierno pagando la entrada de 10 dólares por persona que establecen para visitar los monumentos más importantes de la ciudad y alrededores. Más tarde os contaremos por que no queríamos pagar ni un sólo centavo, en la medida de lo posible, a este gobierno.
Después de pasear y comprobar de nuevo que las ciudades grandes de los países pobres no son la opción más buena para vivir decidimos pasar el día entero de turismo alternativo, es decir, visitar los lugares donde no era necesario pagar esa tasa impuesta por el gobierno.
La noche anterior un conductor de trickshaw (es una bicicleta con asiento para tres personas) nos contó un poco la situación que viven muchas personas como él en un país cada vez más destrozado en todos los sentidos.
Está claro que sabe que esas cosas a los turistas nos afectan oirlas pero la verdad era un tipo bastante sincero y majo solo quería que nos acompañara él a lo largo del día para ir explicándonos un poco de los lugares que visitáramos a cambio de un par de euros o tres.
El caso es que aceptamos y al día siguiente un minicoche como el de la foto pero mucho más viejo venía a recogernos al hotel junto al conductor de tricshaw que haría de guía.
Recorrimos varios templos y pagodas de los alrededores, visitamos la hora de la comida en un monasterio con más de 1200 monjes.
Como otras veces os hemos contado monjes hay de muchas clases siendo todos ellos budistas. Normalmente se levantan a las 5 de la mdrugada para recitar versos y cantar mantras y sobre las 10.30 hacen su primera o única comida. A partir de las 12 del mediodía no pueden comer nada hasta el día siguiente. Y decimos que monjes hay de muchas clases porque hemos visto a monjes comer a cualquier hora, otros hablando por el móvil etc etc, y no es que no tengan derecho, al contrario, pero el camino hacia la iluminación o el nirvana conlleva el desapego de lo material y terrenal y con esas cosas no parece verse lo que las telas granates indican.
Pero bueno, este no fue el caso ya que aquí todo era muy metódico y correcto.
Conocimos a monjes bastante majos que les encantaba charlar para saber de nosotros y de nuestras vidas y por supuesto nosotros de las suyas tan difíciles de entender en una vida basada en el consumo como la nuestra.
Ese recipiente negro que véis en la fotografía es el que utilizan los monjes cada día por la mañana para pedir algo de comida por las calles de las tantas ciudades asiáticas que hemos visitado.
Siempre van en fila caminando junto a las casas y la gente sale y les da arroz, frutas o cualquier otra comida que luego de vuelta al monasterio comparten con el resto de monjes.
Ya serían cerca de las 14h cuando nos llevaron a comer a un lugar cercano al río donde dos chicas muy avispadas nos hablaban muchísimas palabras en español para que les compráramos unos collares de piedra de jade... la verdad es que muchas veces en el viaje hemos comprado cosas no porque quisiéramos sino por la necesidad que vemos en los rostros de quien nos vende.
El caso es que solo nos pedían 65 centimos por cada collar osea que imaginaros como decir que no.
Así que a quien le caiga el collar por allá por España que no piense que es uno más de una tienda sino que tras él hay toda la historia de unas chicas deseosas de llevar 1000 kyats al bolsillo de sus padres. Le compramos uno y aprovechamos para sacar una foto a su hermoso rostro cubierto de Thanakha...
La Thanakha es un maquillaje muy antiguo que a la vez sirve de protector solar, se extrae de moler la madera de un arbol frotándola contra un plato de piedra añadiendo unas gotas de agua.
En Myanmar todo el mundo lleva Thanakha sobre su rostro y le da ese aire exótico y auténtico que caracterizan los rostros de este fantástico país.
Más tarde, tras reposar la comida fuimos a ver el puente de teka más largo del mundo con unos 1,2 kilómetros de longitud total.
Tiene más de doscientos años y la verdad es que está colocado en un lugar muy fotogénico y privilegiado.

Allí de nuevo un niño nos acompañó a lo largo del tramo del puente contándonos (con un español bastante bueno) que iba al cole por las mañanas y que por la tarde salía a vender collares para ayudar a sus padres ya que la situación era dificil. Le dije que lo sentía pero que no podía comprar a todos los que se me acercaban en un día y él me sonrió y me dijo que lo comprendía, aún así quiso acompañarme contándome cosas de los pescadores y del puente de teka.
Cuando se iba a marchar le dí un billete de 500 Kyats (que no es nada) y me miró como pensando si debía cogerlo o no... le dije que no podía comprar tantos collares como me ofrecían porque no me cabrían en la mochila pero que quería ayudarle dándole eso... entonces me sonrió y me dió las gracias y ví como se marchaba por ese puente de teka haciéndose cada vez más pequeñito hasta perderlo en la lejanía.
Más tarde nos sentamos Maider y yo en uno de los banquitos del puente y vimos la cantidad de gente que lo atraviesa cada día... eso sí ninguno se saltaba su sonrisa o saludo... algunos icluso se paraban y conversaban un rato.
Tras una puesta de sol fallida debido a las espesas nubes negras que abarrotaban el horizonte decidimos terminar el día de visitas e ir a darnos una ducha para terminar la noche con los Moustache Brothers.
Estos hermanos son el resultado de más de tres generaciones de humor birmano, lo que les diferencia del resto es que su humor actual se basa en una pequeña parodia mezclado con bailes tradicionales de lo que ha ocurrido en Myanmar tras la toma de poder de los militares.
Todo el mundo decía que era muy caro ir a verlos (5 euros) y que ya no eran lo que eran antes, pero lo que os aseguramos que fueran lo que fueran fuimos allí por la admiración que sentimos a personas que dan lo que sea por luchar a favor del pueblo y no por el espectáculo en sí. La verdad es que fue una buena oportunidad para conocer de primera mano lo que es el gobierno de este país y lo que está haciendo con su pueblo... todo ello sustentado por nuestro "querido amigo" China.
Hacer humor de esto tras haber estado detenidos unas cuantas veces es admirable y más aún la fuerza que tienen en hacer esto cada día a pesar de rozar ya los 60 años.
Tan solo eramos tres personas, Maider, una china y yo... pero esto no bastó para que hicieran su espectáculo basado en danzas tradicionales y vestuario original de la época ya que según nos explicaron hasta el Longhi (falda que llevan tanto hombres como mujeres) es muy diferente al de antaño.
Uno de los hermanos (el que véis esposado en la foto) fue arrestado en 2007 tras las revueltas de los monjes que supongo recordaréis de televisión (si no lo recordáis a ver si véis menos gran hermano eh!!jejeje) y fue llevado a un centro de trabajo forzado durante unos años.
El caso es que reimos y aprendimos a la vez sobre cultura y represion birmana y nos sentimos ya en condiciones para contaros un poco más sobre este país.

Myanmar es un país gobernado por una Junta Militar en forma de dictadura comunista. La situación política, económica y social es de una absoluta opresión y represión del gobierno hacia el pueblo birmano, llegando a ser tercermundista. Aunque muchos de los viajeros no se den cuenta si no quieren, la falta de libertades y violación de los derechos humanos es muy palpable.
Esta es otra de las cosas que no entendemos del turismo que llamamos "no sostenible" y es por que muchos viajeros llegan aquí traidos incluso por agencias de viajes europeas y no tienen ni idea en que están empleando su dinero. No lo emplean en enriquecer al pueblo y contribuir a su mejoría sino en hoteles regentados por el gonierno o viajando en tren gubernamental y pagando todo en dólares. Así que aunque suene fuerte todos estos viajeros contribuyen en gran medida a sustentar esta dictadura militar.
Mientras que el país dedica el 40% de su presupuesto al ejército, la mayoría de la población vive en medio de la pobreza y la enfermedad.
Alrededor del 40% de los niños sufren de malnutrición y hay una alta tasa de explotación de mano de obra infantil. Muchos de ellos trabajando desde bien pequeños en restaurante, hoteles y medios de transporte. El gobierno ha utilizado a la población civil en trabajos forzados y labores militares peligrosas, como hacer de detectores humanos de minas terrestres. La líder de la oposición birmana y Nobel de la Paz, AUNG SAN SUU KYI, ha sufrido diferentes arrestos domiciliarios y ha sido encarcelada en diferentes ocasiones desde el año 1989. Hoy en día, sigue siendo privada de su libertad por ser defensora de los derechos humanos frente al gobierno de su país. Gran parte de la maltrecha economía birmana está sustentada por China, que controla el 60% de la economía de Birmania. Además, es la mayor fuente de financiación de la Junta Militar. El gobierno tiene restringidas muchísimas páginas web. Eso cuando internet funciona… Las llamadas internacionales también son complicadas y caras (6 dólares el minuto).
Los Birmanos como decían los Moustache Brothers son más "ricos" que los europeos ya que mientras nosotros sólo tenemos una instalación eléctrica ellos tienen tres...¿por qué?, muy fácil, necesitan tener 3 líneas de luz... una la que proporciona el gobierno que quita cuando se le antoja... de hecho mientras estaba escribiendo estas líneas la han quitado varias veces, otra la que les da China como haciendo un favor al pueblo birmano (cuando en realidad está apoyado por el gobierno y la mayoría de negocios provienen de este gran país) y la última línea la que tienen ellos a través de aparatos generadores de luz con combustible como necesidad cuando ninguna de estas otras dos líneas funcionan. Así que imaginaros lo que es eso todos los días de vuestra vida, cuando se va la luz cuando le da la gana y debes conectar otra alternativa si la tienes!!
Los ciudadanos birmanos no pueden salir del país sin la autorización del gobierno y en la mayoría de los casos tampoco pueden por falta de dinero y recursos. A pesar de todo, la presencia militar no es muy perceptible, salvo en zonas fronterizas donde hay luchas activas entre los insurgentes y el gobierno. Estas zonas están restringidas para los turistas.
Los birmanos son personas muy inteligentes, educados, bondadosos y, a pesar de su pobreza, honrados. Nunca pierden la sonrisa de la cara, tal vez porque confian en que algún día su suerte cambie y puedan vivir en un país libre.
Así que salimos del show bastante satisfechos de ver que en el mundo más asqueroso imaginado siempre hay alguien que utiliza la sonrisa para darle la vuelta a la tortilla... y todo esto desde el comedor de su casa ya que no les permiten hacer su show en un teatro.
Ojalá las cosas algún día se pongan de parte de esta gente que lucha desde la oscuridad y no tiene ni un minuto de televisión, mientras otros gastan su tiempo preocupándose por programas de televisión basura.
Así terminaron nuestros días en esta antigua y próspera capital que hoy la vimos muy decadente y preocupada por su futuro... Suerte Birmanos!!!

Lago Inle

Toda etapa mala tiene su recompensa ¿no?, pues ésta la recibimos en este lugar tan apartado del mundo pero tan relajante y bonito llamado Lago Inle.
El lugar donde nos alojamos nada más llegar de Kalaw (solo dos horas de viaje... yujuuuuuuu!!) de nombre impronunciable (Nyaungshwe) es un buen lugar para conocer toda la vida que rodea este gran lago llamado Inle.
El primer día como siempre lo utilizamos para situarnos en el lugar y comprobar que a pesar del increíble turismo que encontramos aquí, este lugar sigue siendo muy humilde y pobre como el resto de pueblos turísticos de Myanmar.
Este pueblo se sitúa en un canal 2 km al norte del gran lago, pero debido a su conexión con la carretera asfaltada y a la oferta turística, es uno de los mejores lugares, sino el mejor, para tomarlo de punto de partida para explorar el lago.
Al poco de pasear comenzamos a darnos cuenta que este lugar era más turístico de lo que imaginábamos, ya sea por vacaciones veraniegas o por lo que sea, no paraban de pasar guiris por todas las calles de nuestro paseo de inspección.
Y sobre todo españoles, no sabemos si las agencias turísticas tienen algo con este país o está de moda, pero sin dudarlo más de la mitad del turismo era español.
Pero eso sí, no turismo de mochila sino de ropa de "coronel tapioca" como si estuvieran en Africa o algo así y hoteles de 45 dólares que también los hay.
No tenemos nada en contra con este tipo de turismo pero nos hace gracia como les gusta llamar la atención ante cualquier situación y lo contentos que se les ve de llevar la cara pringada de el maquillaje que usan aquí los lugareños para protegerse del sol.
Lo que no saben es que a ellos no les queda tan auténtico y parece más bien un adorno que algo funcional.
Dejando ya de meternos con los turistas españoles que hemos visto hablar a voces (frases como... Carmeeeen que pueblo es este!!) pasamos a contaros nuestras impresiones sobre este gran lugar.
Contratamos un barco para visitar el lago y la vida de sus poblados con un señor que no hablaba casi inglés pero que era recomendado por el restaurante que os hablamos de Kalaw.
Y la verdad nos ha encantado ya que el señor no hablaba mucho pero se hacía entender y era muy agradable, nada pelota como muchos que llevan turistas.
Un día más el despertador sonaba a las 5.30 h de la madrugada, pero merecería la pena ya que debíamos partir a las 6 del embarcadero del pueblo para poder llegar a ver la procesión del Buda que casualmente coincidía con nuestra estancia en este lugar (se celebra durante tres semanas por estas fechas).
Y para que veáis la "casualidad" (que después de informarnos más que casualidad es copia) de las procesiones en las diferentes religiones nos enteramos que esta procesión donde llevan al Buda desde su templo al resto de pueblos durante las tres semanas que dura el festival, no es más nueva que las nuestras sino muchísimo más antigua.
Hace ya 2.500 años que se sigue esta tradición y no es ni más ni menos que lo mismo que hacemos allí con las procesiones pero transportado a través de barcas doradas.
A las 7.30h pasaba la primera barca alargada llena de jóvenes ataviados con vestimentas típicas del lugar (con pantalones tipo fisherman) remando acompasadamente con las piernas de una manera muy peculiar.
A este barco les siguieron tantos que perdimos la cuenta y el último de ellos era el gran barco dorado que contenía la imagen de Buda.
Junto con los turistas había muchos lugareños esperando el paso del barco dorado y traían con ellos flores y ofrendas para lanzarlos al agua a su paso.
Una vez pasó el barco dorado que contenía la imagen de Buda todas las embarcaciones le siguieron hasta el primer pueblo donde guardarían la imagen en un monasterio durante una noche.
Justo entonces aprovechamos para ir en contra de todo el mundo y visitar así con poca gente las ruinas de Indein.
Estas ruinas que datan de 300 años antes de cristo nos parecieron espectaculares.
La vegetación se comía las estupas y el estado de éstas era bastante precario y lamentable pero la falta de dinero para restaurarlas estaba presente en cada paso.
Cuando subimos a la cumbre de la colina que contiene los cientos de estupas pudimos contemplar como allí estaban comenzando a restarurarlas añandiendo el típico color dorado y blanquecino de la cal para hacerlas más visibles y brillantes.
Diariamente un mercado rodea el camino que lleva hasta este lugar pero no sabemos si debido a la procesión o a que visitamos muy temprano el lugar no había muchos puestos de artesanías.
Después de visitar esta reliquia poco valorada para lo que es, montamos nuevamente en barco para hacer las dos visitas de rigor a tiendas de artesanías... no es obligatorio comprar pero te llevan lógicamente por si cae algo.
Uno de los dos sitios que fuimos nos pareció muy auténtico. Allí elaboraban la única prenda del mundo que tardan en hacerla más de tres meses... la fabrican con un hilo muy apreciado, incluso más que la seda, que sacan de la flor de loto.
Ya de por si esta flor tiene un valor místico muy importante para los budistas ya que para ver la flor salir del lodo de esta planta se pasan por los caminos que llevan a la iluminación, es decir, la semilla parte del lodo (vida terrenal) y pasa a traves del agua hasta llegar a la luz divina (iluminación budista). Seguro que habeis visto alguna flor de loto alguna vez, son preciosas y las hay de mil colores.
El caso es que después de lo que cuesta salir del agua y florecer, le cortan el tallo y de este único tallo sale una especie de mínimo hilito muy valorado para la confección de estas telas que evidentemente poseen un doble valor... terrenal y místico (aunque no estamos muy de acuerdo con esta afirmación porque se supone que el budismo lleva a la iluminación a base de despegarse del mundo material).
El caso es que para hacer un pañuelo del cuello se tardan casi tres meses... ahí es na!! y su valor evidentemente intocable para nosotros aunque seguramente asequible para mucha gente.

Después de charlar un rato con esta familia que fabricaba esto desde hacía varias generaciones fuimos poco a poco retornando hacia el norte del lago donde está el pueblo donde nos alojamos.
Pero de camino aún nos quedaba por ver otra maravilla de la adaptación al medio de estas gentes.
Resulta que son uno de los principales productores de tomates del país, eso si, tomates flotantes!!
Si habéis oido bien... utilizan las plantas flotantes del lago como sustento para la tierra que depositan encima y sobre esta plantan las matas de tomate que evidentemente no necesitan ser regadas pues absorven el agua necesaria a traves del fondo.
El resultado son canales y canales de plantas de tomates flotantes cuya recolección y cuidados evidentemente son a través de barcas por los canales que forman los cientos de matas que ocupan esta parte del lago.
A esto es a lo que llamamos ingenio y no a hacer un cohete para ir a la luna... en la sencillez está la vida!!.
Y de ahí al hotel a descansar ya que estábamos muertos después de tanto madrugar y vagar de lado a lado del lago.
Al día siguiente alquilamos unas bicis muy parecidas a las que tenía en la cochera del pueblo mi abuelo y fuimos a explorar un pueblo a dos horas de donde dormimos.
El paseo fue muy interesante y bonito pero el camino fue bastante infernal... había más piedras que en una cantera y todo el tiempo saltabas del asiento de la bici... el resultado unas cuantas agujetas y dolor de huesos al día siguiente pero mereció la pena pues vimos otra manera más cercana de vivir tan diferente a los pueblos turísticos como donde dormimos.
La diferencia es bien clara... los lugares turísticos viven evidentemente de restaurantes, hoteles y agencias de viajes o transporte y los pueblos a pocos kilometros de estos resultan ser "la verdad del lugar" y su vida del campo, ganado y pesca del lago... mucho más auténtico.

Kalaw

Esta es la historia de un viaje interminable hacia Kalaw al noreste de Myanmar, esta también es la historia de nuestro primer alto en el camino no por gusto sino por que la pobrecita Maider cayó enferma después de 10 meses viajando sin descanso y maltratando nuestro cuerpo a horarios y transportes interminables.
La primera historia comenzó una tarde en Bago cuando cogimos el supuesto bus con asientos abatibles y aire acondicionado que pagamos con creces. El bus al final resultó ser con aire acondicionado pero casi ni funcionaba por lo que las ventanas fijas aún le daban más calor al cumulo de gentes que viajábamos dentro. Y por si fuera poco desde el asiento 25 aproximadamente (que era el nuestro) hacia el final del bus estaba cargado de cajas hasta el techo con lo que no se veía nada y aún daba sensación de más agobio.
Durante una de las paradas volvimos a comprobar la amabilidad de sus gentes cuando de repente recibí una nota escrita en inglés que ponía lo siguiente:
Hola amigo! Te apetece acercarte aquí a charlar un rato?... esa nota me la daba el camarero del lugar donde paró el bus y que sonreía sin decir palabra ya que no hablaba ni una sola frase de inglés. Pero al asomarme entre la gente ví a un chico un poco mayor que nosotros con buen aspecto señalando con la mano que nos acercáramos.
Nos acercamos y terminamos hablando un poco de nuestro país y del futbol como no... conocen antes España por los nombres de los futbolistas que por cualquier otra cosa. Sin ir más lejos el otro día el dueño de un comercio nos mostraba una lista con todos los resultados de la liga española escritos a boli... muy freakys!!
El caso es que nos invitó a unos refrescos y a una botella de agua para el camino... ya veis... buena gente!!
Después nada más subir al bus le dimos una nota al chofer que decía en birmano... "Por favor avísenos cuando lleguemos a Kalaw, estamos en los asientos 24 y 25". Esa nota nos la había preparado Mr. Han el dueño del hotel de Bago.
El caso es que... ¿adivináis qué?... pues sí... se le olvidó y nos pasamos, con lo que acabamos en medio de un lugar que no sabíamos ni su nombre.
Menos mal que resultó estar muy cerca de donde nos habíamos pasado y tras esperar un buen rato casi eran las 6 de la madrugada cuando apareció un bus repleto de gente y demás trastos que iba a Kalaw.
Y ¡si!, ¡ir iba!, pero lo que tardó en recorrer los 12 kilómetros que separaban ese pueblo sin nombre de Kalaw fue increible. Paraba cada tres segundos bajaban todos del bus, volvían a subir, luego se metía por unas calles y cargaba el techo hasta que no cabía ni una aguja, arrancaba, volvía a parar, todos bajaban de nuevo... los nervios los teníamos a flor de piel porque a pesar de la santa paciencia que nos acompaña no estamos acostumbrados a estos transportes sin tiempo de llegada.
El caso es que llegamos a Kalaw, desayunamos y nos metimos a la cama... evidentemente después de levantarnos Maider empezó a encontrarse peor de su garganta y aquí es donde comienza la segunda historia.
La pobre pasó unos días en la cama ya que tenía fiebre alta, pero enseguida comenzó a tomar antibióticos y fué mejorando.
Yo mientras tanto guardaba la cama de la paciente, le cuidaba e iba a por la comida a un restaurante que cocinan muy bien y barato.
Este lugar llamado Sam´s Family Restaurant es de esos lugares que no se olvidan y que muchas veces os hemos contado. Nos mimaban mucho y cuando se enteraron que Maider estaba enferma cada día me preguntaban por ella y cuando pedía la comida para llevar, siempre le regalaban un detallito como una banana frita con aceite de cacahuete o una especie de cacahuetes caramelizados tipo turrón. Familia humilde, precios baratísimos, mantel y servilleta, atención increíble y comida excelente... que más se puede pedir para recuperarse?.
Y así fueron pasando los días... por cierto qué rollo es pasar eso cuando estás lejos, sin nadie y en un lugar tan aburrido como el cuarto básico de un hotel, pero a todo hay que acostumbrarse.
Así que esa fue la historia de Kalaw un lugar que prometía mucho más pero que debido a las circunstancias acabó siendo más rollo de lo que nos hubiera gustado.

Bago

Hoy comienza el verdadero viaje, lo que no se llaman vacaciones vamos, el viaje animado, ese que no paras de intentar hablar con todo el mundo que se te acerca creyendo que hablas su mismo idioma, ese en el que intercambias las más sinceras sonrisas de todo el viaje, ese mezcla de curiosidad e incertidumbre.
Un bus local, el número 43 nos llevaba en una hora a la destartalada estación de buses del norte de la ciudad, donde tomamos un bus hasta Bago.
Nada mas subir al bus casi vacío comenzaron a subir un montón de personas deseosas de sentarse cerca de nosotros para ver a los nuevos guiris de la semana o del mes... quién sabe!!
Todos nos miraban y nos sonreían mientras les leíamos frases en birmano de la guia tales como...
Hola... como estás? Has comido? Tienes hambre?.. y al escucharlo se partían de risa y no paraban de llamar a gente para que subiera a estar ahí con nosotros, en definitiva que liamos una buena en un momento... eso sí siempre sonriendo y recordando esas miradas negras bien profundas que se clavan dentro de uno.
Una hora y media después se peleaban por llevarnos de la estación de buses de Bago al centro, al final la cosa no fue a más y ganaron dos chicos que con sus motos nos llevaron hasta el centro del ruidoso Bago. Hay que imaginar que todos quieren coger a los únicos dos turistas de toda la estación de buses ya que seguramente nos saquen tres veces más por el trayecto.
La estancia en este lugar pintaba muy bien pero acabó siendo un poco rara por varias circunstancias de esas que en estos países ocurren con más frecuencia si cabe que en otros.

La primera fue que compramos el billete de bus para el siguiente destino (Kalaw) en una oficina de la estación de buses nada más llegar, como solemos hacer habitualmente, pero al llegar al hotel encontramos un dueño super amable que nos informó de todo lo que un viajero quiere saber al llegar a un lugar como éste, tan poco turistico, donde la gente se te come al salir a la calle para que vayas con ellos a ver la ciudad y sus templos y sacar así dinero del turista.
Entre todas las cosas de la que nos informó estaba la de que el billete bus que habíamos comprado no tenía reserva alguna porque llamó delante de nosotros a la compañía.
El caso es que quizás sea pronto para decirlo pero aquí en Myanmar hay sacadineros de dos tipos, el primero es el que no quiere perjuicio para el turista porque le interesa que hable bien de su hotel etc... y el segundo es el que no tiene escrúpulos y le importa que vuelvas o no porque de ti ya ha sacado tajada una vez.
Seguramente quiso sacarnos el billete más caro con aire acondicionado y asientos reclinables como cualquier bus de largo recorrido en otros países pero en el momento de hacer el viaje sería otro bus diferente sacándose no sólo la comisión que se llevan con nosotros sino más dinero por ser un bus más viejo.
El caso es que como nos advirtió a tiempo Mr. Han, el dueño del hotel Myananda Guest House de Bago (el más recomendable de la ciudad por supuesto) fuimos a que nos devolviera el dinero del billete pero al llegar allí uno de los chicos que estaba con la moto justo debajo del hotel y nos vió salir hacia la estación ya le había avisado y en ese mismo momento había comprado los billetes.
Bueno resumiendo, después de mil vueltas el Sr. Han nos solucionó cambiándonos el bus sin tener que liar nada y así dejar por concluido un tema más de cada viaje.
Por cierto si alguien que nos lea quiere venir a Myanmar y ahorrarse un buen dinero teniendo el viaje bien preparadito por Mr. Hang aquí va su mail
mrhan1000@gmail.com (eso sí sólo habla un perfecto inglés). El os puede preparar a través del mail con un mes de antelación el viaje a vuestro gusto con todo atadito pero por supuesto muchísimo más barato de lo que os cobraría una agencia española.
Y os aseguramos que se conoce muy bien el país porque nos dijo muchísimos lugares donde ir y a buen precio... esta es la manera de hacer turismo por la que nosotros apostamos... justa y dejando el dinero en la población local y no en el gobierno del que ya hablaremos más adelante.
Después amablemente nos dijo la manera más barata de llegar a los templos que rodean la ciudad, muy bonitos y viejos y nos reservó hotel a buen precio para Kalaw, nuestro siguiente destino.
La segunda circunstancia que nos hizo no estar demasiado confortables en Bago fue el inimaginable calor que hacía en ese lugar. Nunca antes en todo el viaje habíamos sentido un calor tan machacante como ese, de hecho estábamos todo el día medio mareados y no teníamos ganas ni de salir a la calle. Ahora nos reimos de las olas de calor que tenemos por allá, nada comparables a éste donde es bien fácil marearse.
Lo incomprensible era ver trabajar a pleno sol y con una humedad aplastante mezclada con contaminación y ruido a cientos de personas transportando en sus cabezas cestos de hormigón para construir un puente, nosotros hubieramos durado cinco minutos en pié.
Este pueblo era un caos de circulación, sonidos estridentes constantes, y muchísima gente caminando cada uno hacia su lugar... por instantes parecíamos estar en cualquier ciudad india solo rota por las caras más achinadas aunque igualmente negras.
Un dato muy importante en Myanmar es que los hoteles vienen con multicorte de luz incluido en el precio, pero no debido a ellos sino que es el gobierno el que corta y da la luz cuando le viene en gana por lo que los hoteles deben tener generadores de luz para cuando el gobierno la corta.
El problema de todo esto es que el generador solamente da luz para bombillas y no para los ventiladores con lo que el que haya estado en esta situación de extrema calor asiática ya sabra lo que sería pasar una noche sin ni siquiera un ventilador removiendo el poco aire fresco que pudiera quedar en cualquier rincón de la misma.
Así que creo que vamos a tener que convivir (en estas vacaciones como llaman algunos) a estas noches de extremada calor con el multicorte de luz incluido en el precio de la habitación.
Como dato positivo podemos contaros que el precio de las habitaciones incluye un suculento y abundante desayuno a base de té, zumos, frutas, huevos, tostadas, mermeladas, etc... así si que se empieza el día con alegría!!
Por lo que respecta a los templos son bastante espectaculares pero como llevamos ya muchísimo tiempo viendo templos similares tampoco nos impactaron demasiado.
El más alucinante fue el gran buda tumbado de 82 metros de Lay Myat Nar, más tarde fuimos a otro templo donde al final acabamos enseñando juegos a unos niños que jugaban descalzos a la entrada del mismo.
Y por último como dato curioso el Snake Monastery donde habita una boa constrictor de más de 6 metros de largo y 120 años de edad a la que consideran sagrada y obviamente no pudimos fotografiar pero os aseguramos que fue impresionante ver su tamaño y empezamos a comprender como un animal así es capaz de tragarse a un hombre o a dos...
Y poco más que contar de este lugar algo extraño no en sí por el lugar sino más bien por nuestro estado de adaptación a un país más pobre y duro de lo que esperábamos.

Yangon

Tan sólo una hora puede ser suficiente para separar un mundo de otro, ese otro mundo se llama Myanmar. La pista de aterrizaje de un aeropuerto internacional como el de Yangon ya nos hacía presagiar que este país era muchísimo más pobre de lo que imaginábamos.
A la salida del aeropuerto nos esperaban decenas de hombres con rostros bien oscuros de piel y ojos profundamente negros con su típico Longyi (tela enrollada a la cintura tipo falda) rodeándonos para que eligiéramos su taxi.
Un olor nos vino a la mente haciéndonos recordar que ese olor ya lo teníamos en nuestra memoria olfativa, ese olor era similar al de la primera vez que olimos India y quien haya estado allí ya sabe que que hablamos.
Al final después de unas cuantas vueltas llegamos a la conclusión que era imposible ir al centro de la ciudad por medio de transporte local así que junto a Tomi, un chico Finlandés cansado de su hostil clima, tomamos un taxi juntos hasta el centro de la ciudad por seis dólares.
Nada más bajar del taxi, un calor aplastante mezclado con contaminación y otros tantos locales con cara de indios nos daban la bienvenida y nos ofrecían desde hoteles hasta cambio de dinero con tal de conseguir unos kyats para su bolsillo de unos de los pocos turistas que visitan a diario esta ciudad antigua capital del estado.
Caminábamos mientras todas las miradas de la calle iban directas a nosotros con esos ojos de un negro profundo que parece no haber perdido nada de su esencia. Nada como una pequeña sonrisa para ser devuelta con creces.
Mientras caminábamos por las calles que conducían hasta nuestro hostal cientos de personas caminaban como hormiguitas de allá para acá con cestos sobre sus cabezas siempre con su mirada cruzádose con la nuestra.
De repente dejaron de existir las aceras o las papeleras o cualquier indicio de vida ordenada y todo ésto se sustituía ante nuestros ojos por grandes agujeros por todos los lados donde se podía ver y oler el agua de las cloacas repletas de restos de comida y demás basura.
No había ni un solo hueco de acera que no estuviera ocupada por algún puesto de fruta, zumos de caña y muchos otros puestos de comida indetectable e indescriptible.
Mientras el resto de miradas nos seguían, las nuestras se iban inevitablemente hacia el suelo para intentar no meter la pierna en alguno de los tantos agujeros hacia las cloacas.
En ese mismo momento Maider y yo nos miramos y dijimos... "Bienvenidos a Myanmar" con unas risitas una mezcla de curiosidad e incertidumbre, no por la miseria que se veía sino porque todo prometía ser lo que buscamos, esa autenticidad que el turismo bien seguro no ha podido robar, más que nada porque en nuestros días en Yangon sólo vimos 3 ó 4 personas extranjeras.
Por la tarde, después de descansar y ducharnos 2 ó 3 veces salimos cuando el sol cae, a eso de las 18h cuando los puestos de día sustituyen a los de la animada noche.
Este es otro momento curioso en este tipo de lugares porque todo el mundo sale por la oscuridad de sus calles sólo iluminadas por los puestos de comida, los coches y buses que recorren sus calles.
Entonces las miradas se vuelven más oscuras pero no sabemos como explicar sentimos mucha tranquilidad caminando por cualquier lugar. Mucha gente nos saluda y nos sonríe, otros esperan a que lo hagamos nosotros antes de hecerlo ellos.
Los padres que caminan con sus hijos por la calle les dicen que nos saluden cuando a penas levantan un palmo del suelo y ellos lo hacen con su característico estilo birmano.
Yangon es una ciudad con una mezcla racial increíble y donde la comida india tiene una gran importancia en la ciudad. Puedes caminar y encontrar mezquitas, iglesias y templos hindús en una misma calle y los edificios parecen que hayan sido bombardeados por el paso del tiempo sin haberles dado ni una sola reforma por lo que todo está repleto de un aire colonial inglés muy muy muy decadente.
Fijaros si es decadente que hasta crecen plantas y árboles entre las grietas de los edificios, pero todo el mundo sigue sus ajetreadas y pauperrimas vidas día a día en esta antigua capital de estado.
Yangon tiene el mayor centro de peregrinación birmano budista del país, llamado Shwedagon Paya.
La entrada es gratuita para los birmanos pero de 5 dólares para los turistas. Está compuesta por una estupa principal y otras 82 construcciones a su alrededor, todas ellas de un dorado infinito. La estupa pricipal, en forma de campana tiene incrustada más de 5.000 diamantes y otras 2.000 piedras preciosas. El gran recinto que componen todas estas construcciones se debe pisar descalzo por lo que los días con mucho sol te quemas los pies del calor del suelo. Cada una de las construcciones que rodean la gran estupa contien un Buda particular adjudicado a cada persona según su año de nacimiento... a nosotros nos ayudó a encontrarlo un monje budista que caminaba por el templo.
El estado de los hoteles y restaurantes no es el que hemos visto por el resto de Asia pero ello también indica que bien seguro esto se suplirá por autenticidad de uno de los países más pobre que hemos visitado.

Bangkok

Bangkok... no es oro todo lo que reluce, esta ciudad tiene dos caras demasiado claras para nosotros, la del turismo abusivo y la de la gente que la habita haciendo largas colas bajo un sol de infierno a las puertas de un templo caritativo que reparte sacos de arroz para llegar sin hambre a final de mes.
Seguramente muchos conocidos vuestros hayan estado en Tailandia y por supuesto en Bangkok a la que llaman puerta de Asia por el precio de sus vuelos a Europa.
Y seguramente si les pregunteis les parezca un lugar estupendo, pero si la siguiente pregunta es si caminaron sin rumbo claro alejándose de las zonas turísticas probablemente sea que no.
Esta manera de conocer la ciudad en realidad es más cansada y arriesgada pero al final más real, más real cuando ves cientos de personas con la mirada perdida con sus cuerpos escuálidos en cualquier acera, más real cuando entras a decenas de centros comerciales al más estilo europeo con precios por supuesto europeos, más real cuando ves muchísima gente vagando por las calles sin hacer nada como esperando que les caiga algo del cielo, más real cuando tu cara es un símbolo de dolar que solo puedes comprar y no vender, más real cuando tienes que llegar al extremo maleducado que no te gusta ser para que dejen de venderte la moto en cada esquina...así hemos sentido Bangkok, una ciudad más real cuanto más te alejas de las zonas megaturísticas.
Y por supuesto el turismo es el que contribuye a esto, el turismo que le da igual pagar 2 euros por una cerveza mirando pasar a los freakys que abarrotan Kaosand, el turismo que gasta su dinero en tailandesas acompañantes que ceden su mano durante el día y su cuerpo durante la noche, el turismo que viene a proposito a Tailandia a bañarse en sus aguas y a continuar el tatuaje del año anterior sobre su musculado u operado cuerpo, ese turismo que estamos cansadísimos de ver ya aquí y que no soportamos porque no hace un pais de turismo sostenible sino destructible y que poco a poco pagarán sus consecuencias.

De todas formas nada más llegar buscamos un hotel bastante tranquilo y comenzamos a tachar cosas de la lista escrita en la libreta como hace nuestro amigo Ernesto. En la libreta ponía lo siguiente

Embajada Myamar
Correos
Plumeria
Cable usb
Averiguar locker mochilas
Transporte aeropuerto
Restaurante cumple Jose
Cinta embalaje
Libros
Postales
Cortar el pelo de Maider....

Si, siiii... habeis leido bien!... Maider ya estaba cansada de sus pesadas rastas durante el largo viaje sin poder cuidarlas igual que en casa y le apetecia rapar su cabeza una vez en la vida y este era el momento.
Pero como yo fuí peluquero antes que fraile..jejeje... pues le corté el pelo lo mejor que pude y el resultado... esa foto con dos cosas bonitas...Maider con su nuevo pelo y la flor de la plumeria el arbol que más abajo os contamos.

Y así comenzamos poco a poco a tachar cada una de las tareas que teniamos previstas hacer y todas ellas nos llevaron muchísimo tiempo porque Bangkok no es una ciudad fácil para moverse con transporte público ya que desde la zona más turística de la ciudad que es donde nos alojamos no hay más que el bus o una especie de bus-bote que atraviesa la ciudad por medio de su rio.
Esta ciudad solo tiene una linea de metro pero nada accesible desde la zona de Kaosand road y también el skytrain que es un tren que circula por la ciudad por una especie de plataforma elevada de hormigon sobre las calles abarrotadas de tráfico.
El caso es que para hacer 4 cosas de una lista estuvimos 4 días ya que a parte de la cantidad de tiempo utilizada en transporte siempre salen imprevistos.
Para viajar a Myanmar necesitábamos dólares para poder cambiarlos allí por kyats, su moneda nacional.
El caso es que en Bangkok puedes cambiar dólares por Baths en cualquier lugar, casi a cada paso pero a la contra es casi imposible, entre otras cosas porque en Myanmar son tan especiales que solo admiten billetes nuevos sin defectos ni el mas mínimo deterioro, vamos que como tenga una manchita o una simple marca de boli no te los aceptan así que necesitábamos a toda costa conseguir dólares nuevos prácticamente por lo que nos costó lo nuestro!!.
El resto de cosas de la lista era más fácil, excepto el caso imposible que era el encontrar semillas de plumeria.
La plumeria es uno de los árboles más bonitos que hemos visto en todo nuestro viaje y llevábamos detrás de ella cerca de 4 meses buscando en cada lugar que íbamos.
El problema es que es una planta que crece muy bien por esquejes por lo que no se suelen comercializar las semilas, pero después de mucho caminar y buscar por la ciudad al fín la encontramos en un mercado que montan los jueves a las afueras de la ciudad, donde venden infinitas plantas preciosas que te llevarias todas a casa.
Muchas veces hemos comentado lo que nos sorprenden las franquicias en los diferentes paises del mundo. Mientras en españa ir al Mc Donalls es ir a un lugar muy barato y casi sin servicio al cliente en otros lugares de asia como aquí, ir a Mc Donalls puede convertirse en una comida cara comparada al resto de lugares de comida rápida y donde te puedes encontrar cosas sorprendentes como atención en la mesa o reserva de mesa.
El caso es que nosotros solemos evitar estos lugares salvo que caminemos horas y horas sin encontrar un lugar medio aseado para comer o que no sea demasiado caros. En este caso después de ver cartas con precios elevados o luagares poco higiénicos donde comer en la calle optamos por entrar a esta franquicia que tan poco nos gusta.

Y así con mucha ilusión, con la mente bien preparada para visitar un país muy pobre y con la mochila más ligera que de costumbre despedimos Bangkok con un hasta luego para regresar después de 29 días a visitar sus famosas playas.

Ayutthaya

Hoy os vamos a dar un ejemplo de lo que comentamos en un antiguo post del turismo que viene a Tailandia.
No os imagináis la atención que recibimos en el anterior hotel de Sukhothai, fue la típica atención que nos encanta recibir al estar en un lugar... se trata de ser atentos para anticiparse a lo que cada viajero piensa pero sin ser servicial y falso como muchos lugares de dinero.
Por la mañana nada más bajar a desayunar ya nos tenían preparadas dos bicis por si queríamos salir a pasear o cualquier cosa al centro del pueblo ya que este resort estaba situado por unas callejuejas junto al río a un kilómetro aproximadamente del centro del pueblo.
Un día fuimos a cenar y pedimos dos botellas de agua pero como normalmente en muchos hoteles te dejan unas botellas de agua en la habitación con las toallas y ese día no nos habían dejado pues nos dijeron que no nos las cobraban... serán tonterías pero lo que supone a ellos una botella de agua no es nada con el detalle... y así uno tras otro.
Así que nos fuimos sin querer olvidar jamás ese lugar que por cierto no vamos a decir el nombre... jejeje quien quiera ir que nos mande un correo y se lo decimos!!
Nos llevaron gratis a la estación de buses de Sukhothai y desde allí en 5 horas llegamos a Ayutthaya.
Aquí comienza el relato del ejemplo contrario, el ejemplo de un lugar megaturístico, de ese que tan poco nos gusta.
El bus nos dejó en la carretera ya que continuaba hacia Bangkok por lo que tomamos un tuk tuk y le dijimos que nos llevara a un lugar barato y limpio aunque tuviera comisión.
La conductora nos llevó al peor lugar que hubiéramos imaginado... en principio el lugar aparentaba bien, no demasiado limpio y con el precio idéntico a la maravilla de resort de Sukhothai pero aceptable por su situación y porque sólo íbamos a estar dos días así que aceptamos.
Al salir a cenar tras una ducha nos quedamos alucinados porque el salón del restaurante de madera que habíamos visto al entrar y tan agradable nos había parecido se había transformado en un bar-restaurante de copas con música altísima y cervezas y cocktails iban y venían entre las decenas de turistas de vacaciones veraniegas que poblaban las mesas... hasta ahí bueno no era lo que nos gustaba pero cenamos igual.
El problema vino justo a las 23.00h cuando se suponía según los propios papeles que adjuntos a las puertas traseras de las habitaciones advertían del silencio a partir de esas horas.
Sin poder dormir oíamos cantar (además como el culo) a decenas de turistas borrachos por la cerveza barata... parecía que nunca iban a terminar así que ya que estábamos en un hotel de mayoría maleducada pues nos callamos esperando que terminara cuanto antes.
Cuando parecía que comenzábamos a dormir, a eso de la 1.30 ó 2 de la madrugada llegaron los 3 ingleses subnormales de turno, borrachos a su habitación, contigua a la nuestra, con paredes de madera tan finos como el papel de arroz.
Aquí empezaba la fiesta!! golpes, cantos, etc etc que por un momento nos hizo imaginar que estábamos de vuelta en casa y los vecinos no paraban de molestar...
Entonces decidimos ponernos el mp3 y escuchar la radio o algo de música para olvidar todo y al día siguiente buscar otro lugar donde poder dormir.
Al día siguiente encontramos un lugar mejor, alquilamos una moto y comenzamos a recorrer la gran cantidad de templos que hacen famosa a esta ciudad a una hora escasa de Bangkok.
Los templos nos gustaron, pero no tenía nada que ver con Sukhothai ni por el ambiente ni por el tipo de gente que frecuenta esta ciudad tan cercana a la capital.
Así que mejor ejemplo que éste ninguno de lo que es Tailandia, un lugar muy similar a nuestro país pero con precios bajísimos y cualquier cosa al alcance del turista.
No vamos a decir que odiemos Tailandia pero después de visitar otros países del sudeste asiático creemos en condición de decir que Tailandia no es como nosotros por lo que encontrar un lugar poco turístico y tener la suerte de caer en un buen lugar es más parte de azar que de otra cosa.
Lo que ocurre que casualmente Laos, por ejemplo, no suele ser atractivo para el turista prototipo que visita Tailandia... y ójala así sea por siempre!!.

Excepto imágenes fotográficas de tailandeses adorando los budas y dioses de los templos que rodean la ciudad (que por cierto es gratuita su entrada en contra de los de dentro de la ciudad que además son megaturísticos y menos auténticos) poco más sacamos a relucir de estos dos días en Ayutthaya.