Xi'an a pesar de ser tan conocida mundialmente para nosotros fue para olvidar y no por pasarlo mal sino porque es una ciudad superagobiante en todos los sentidos... gente, calor, tráfico, contaminación, suciedad, gente pidiendo, etc..
Esta ciudad era el punto de inicio y final de la ruta de la seda donde caravanas de camellos descargaban artículos procedentes de todo el continente euroasiático y se marchaban cargadas de artículos de China que acabaron influyendo al mundo entero.
Como todas las grandes metrópolis todo llegó a su fin y las rebeliones marcaron su final, pero nosotros no vinimos aquí por este motivo sino por el archiconocido descubrimiento de los guerreros de terracota.
Los vestigios de este antiguo mundo están por todas partes (eso dicen los libros turísticos) desde el ejercito de terracota del Primer Emperador hasta la influencia musulmana que aún caracteriza la ciudad.
A Xi'an o se la ama o se la odia nosotros ya sabéis la respuesta...
La tumba del emperador Qin Shi Huang la visitamos después de leer en la Lonely el siguiente texto:
"Los textos históricos describen la tumba de Qin como un lugar que contenía palacios llenos de piedras preciosas, ríos subterráneos de mercurio líquido e ingeniosos medios de defensa contra los intrusos, según parece, se tardaron 38 años en construirla y se requirió el trabajo de unas 700.000 personas. Se dice que los artesanos que la construyeron quedaron enterrados vivos en su interior, llevándose sus secretos consigo"
Tras leer esto decidimos visitarla ya que venia de paso a los guerreros pero salimos con más mala leche si cabía ya que los chinos nos hicieron pagar por subir escaleras hasta un monte donde había una explanada con explicaciones de lo que fue en su día y todo lo que "queda por excavar".
Nada más se puede ver allí, excepto jardines y urnas de cristal que algún día contuvieron restos arqueológicos excavados pero que estaban vacías.
Encima nos ofrecían un minibus para dar una vuelta por los jardines (para imaginar lo que fue, será), además lo más impresionante es que estaba lleno de chinos ¡¡como todo vamos!!
Nos hubiera encantado hablar chino para decir el morro que tienen de cobrar entrada por eso.
Y con esta mal sabor de boca fuimos a ver los guerreros de terracota que no vamos a negar que son muchos y espectaculares pero a nuestro parecer los tienen en un recinto poco correcto, casi sin luz en dos fosos de los 3 que existen y dónde quedan cientos por excavar.
De los 3 fosos sólo uno merece la pena visitar y su descubrimiento como la mayoría fue totalmente casual en 1974 cuando unos campesinos que cavaban un pozo realizaron este descubrimiento.
Se dice que no hay dos soldados que tengan la misma cara y en la fosa más grande hay cerca de 6000 guerreros y caballos en formación de batalla.
Lo que más nos llamó la atención fue lo que tuvo que ser en su día ya que todos estaban adornados con armaduras reales de bronce y coloreados con tintes naturales de la época.
De todos modos si visteis la exposición que hizo Bancaja gratuitamente con piezas originales en Valencia habéis visto lo mejor de todo ya que el resto aún esta sin excavar y no muy acertado con el recinto lleno de hierro y luces blancas. Y todo ello intentando hacerte un hueco para acercarte a la barandilla para hacer una foto.
En la exposición de Bancaja al menos te podías acercar a ellos pero aquí sólo una excepción VIP te lo permitía
En definitiva de vosotros no vendría hasta esta ciudad China sólo para ver esta exposición
Y así nos fuimos ansiadamente a nuestro siguiente tren litera que nos conduciría hasta Chengdu.
Esta ciudad era el punto de inicio y final de la ruta de la seda donde caravanas de camellos descargaban artículos procedentes de todo el continente euroasiático y se marchaban cargadas de artículos de China que acabaron influyendo al mundo entero.
Como todas las grandes metrópolis todo llegó a su fin y las rebeliones marcaron su final, pero nosotros no vinimos aquí por este motivo sino por el archiconocido descubrimiento de los guerreros de terracota.
Los vestigios de este antiguo mundo están por todas partes (eso dicen los libros turísticos) desde el ejercito de terracota del Primer Emperador hasta la influencia musulmana que aún caracteriza la ciudad.
A Xi'an o se la ama o se la odia nosotros ya sabéis la respuesta...
La tumba del emperador Qin Shi Huang la visitamos después de leer en la Lonely el siguiente texto:
"Los textos históricos describen la tumba de Qin como un lugar que contenía palacios llenos de piedras preciosas, ríos subterráneos de mercurio líquido e ingeniosos medios de defensa contra los intrusos, según parece, se tardaron 38 años en construirla y se requirió el trabajo de unas 700.000 personas. Se dice que los artesanos que la construyeron quedaron enterrados vivos en su interior, llevándose sus secretos consigo"
Tras leer esto decidimos visitarla ya que venia de paso a los guerreros pero salimos con más mala leche si cabía ya que los chinos nos hicieron pagar por subir escaleras hasta un monte donde había una explanada con explicaciones de lo que fue en su día y todo lo que "queda por excavar".
Nada más se puede ver allí, excepto jardines y urnas de cristal que algún día contuvieron restos arqueológicos excavados pero que estaban vacías.
Encima nos ofrecían un minibus para dar una vuelta por los jardines (para imaginar lo que fue, será), además lo más impresionante es que estaba lleno de chinos ¡¡como todo vamos!!
Nos hubiera encantado hablar chino para decir el morro que tienen de cobrar entrada por eso.
Y con esta mal sabor de boca fuimos a ver los guerreros de terracota que no vamos a negar que son muchos y espectaculares pero a nuestro parecer los tienen en un recinto poco correcto, casi sin luz en dos fosos de los 3 que existen y dónde quedan cientos por excavar.
De los 3 fosos sólo uno merece la pena visitar y su descubrimiento como la mayoría fue totalmente casual en 1974 cuando unos campesinos que cavaban un pozo realizaron este descubrimiento.
Se dice que no hay dos soldados que tengan la misma cara y en la fosa más grande hay cerca de 6000 guerreros y caballos en formación de batalla.
Lo que más nos llamó la atención fue lo que tuvo que ser en su día ya que todos estaban adornados con armaduras reales de bronce y coloreados con tintes naturales de la época.
De todos modos si visteis la exposición que hizo Bancaja gratuitamente con piezas originales en Valencia habéis visto lo mejor de todo ya que el resto aún esta sin excavar y no muy acertado con el recinto lleno de hierro y luces blancas. Y todo ello intentando hacerte un hueco para acercarte a la barandilla para hacer una foto.
En la exposición de Bancaja al menos te podías acercar a ellos pero aquí sólo una excepción VIP te lo permitía
En definitiva de vosotros no vendría hasta esta ciudad China sólo para ver esta exposición
Y así nos fuimos ansiadamente a nuestro siguiente tren litera que nos conduciría hasta Chengdu.
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