Para no pasar muchos días en Mandalay y escapar de la contaminación, el ruido, la suciedad y el calor decidimos ir a un pueblo dos horas al norte en pick-up, esa especie de furgoneta con aisentos enfrentados en la parte trasera y donde se suben personas hasta cuando nuestro cerebro piensa que ya no caben más.
La suerte que tuvimos es que no subió casi gente por lo que fue un viaje agradable dentro de los botes y el humo del tubo de escape que tragamos.
Pyin Oo Lwin... ese nombre tan impronunciable y dificil de recordar era la ciudad elegida.
Bueno, más que ciudad pueblo, un lugar bastante más agradable que la ciudad y donde íbamos prácticamente a descansar un poco de largos viajes y a ver un famoso parque que abarca los alrededores del lago Kandawgyi.
Nos costó algo de tiempo buscar un alojamiento decente ya que todos los que veíamos parecían "made in India". Después de rechazar unos cuantos encontramos un megahotel de lujo para nuestros bolsillos pero que al estar vacío de turismo y gracias al arte regateador de Maider conseguimos por 15 dólares la doble, nada mal para el lugar.
Suelos de madera, cortinas de lino, muebles nuevos, televisor satélite, etc etc... algo que por unos momentos te hace olvidar dónde estás y cuando sales a la calle te das cuenta de nuevo que este país es muy pobre.
Al día siguiente, ya descansaditos, ocupamos un buen rato en buscar algo barato que nos llevara al parque ya que éste esta a unos cuantos kilómetros de nuestro hotel.
Esto fue tarea ardua porque siempre que ven a turistas lógicamente piden el doble de dinero pero antes de salir el chico del hotel nos había dicho cuanto pagaban ellos.
El caso es que no nos importa como ya sabéis gastar el dinero con las gente del pueblo pero lo que no comprendemos es como tienen tanta jeta los conductores de transportes en todo el mundo ya que no solo se contentan con pedirte el doble o más sino que si no aceptas prefieren perderte a que pagues lo mismo que los habitantes locales... algo poco comprensible...
Pero como odiamos a estos conductores aprovechones que abarrotan las salidas de los hoteles esperando a los turistas que todo les da igual pues decidimos andar un rato y buscar a cualquier otro aunque nos cobrara lo mismo... al final nos salió bien la jugada pues ida y vuelta pagamos menos de lo que nos pedían.
El parque muy bonito pero se pasan tres pueblos con los precios de las entradas. La guía decía que costaba 2000 Kyats (2 dólares) por persona pero como parece que aquí en un año todo ha subido el doble y no solo para el pueblo pues nos encontramos una entrada de 5 dólares cada uno para ver un parque de flores... bueno ya que estábamos lo pagamos y disfrutamos mucho del agradable y relajado paseo pero reconocemos que se pasan mucho con esos precios... esto es Asia no Europa decíamos entre nosotros..
De todos modos estuvo muy bien, sobre todo el jardín de orquídeas en el que alucinamos con la variedad, el colorido y el aroma de esta preciosa flor.
Por lo visto este lugar es muy apropiado para esta especie porque había muchísimas plantas y flores hermosas.
Cuando nos entró hambre dejamos de pasear por el parque y volvimos al pueblo a comer y a descansar y aprovechar la habitación que se nos había presentado.
Al dia siguiente cogimos de nuevo un pick-up hasta Mandalay, esta vez sí hasta los topes (con gente dormida en nuestros hombros de regalo), para tomar un bus hasta nuestro último y nombrado destino en Myanmar... Bagan y sus 4.400 templos.
La suerte que tuvimos es que no subió casi gente por lo que fue un viaje agradable dentro de los botes y el humo del tubo de escape que tragamos.
Pyin Oo Lwin... ese nombre tan impronunciable y dificil de recordar era la ciudad elegida.
Bueno, más que ciudad pueblo, un lugar bastante más agradable que la ciudad y donde íbamos prácticamente a descansar un poco de largos viajes y a ver un famoso parque que abarca los alrededores del lago Kandawgyi.
Nos costó algo de tiempo buscar un alojamiento decente ya que todos los que veíamos parecían "made in India". Después de rechazar unos cuantos encontramos un megahotel de lujo para nuestros bolsillos pero que al estar vacío de turismo y gracias al arte regateador de Maider conseguimos por 15 dólares la doble, nada mal para el lugar.
Suelos de madera, cortinas de lino, muebles nuevos, televisor satélite, etc etc... algo que por unos momentos te hace olvidar dónde estás y cuando sales a la calle te das cuenta de nuevo que este país es muy pobre.
Al día siguiente, ya descansaditos, ocupamos un buen rato en buscar algo barato que nos llevara al parque ya que éste esta a unos cuantos kilómetros de nuestro hotel.
Esto fue tarea ardua porque siempre que ven a turistas lógicamente piden el doble de dinero pero antes de salir el chico del hotel nos había dicho cuanto pagaban ellos.
El caso es que no nos importa como ya sabéis gastar el dinero con las gente del pueblo pero lo que no comprendemos es como tienen tanta jeta los conductores de transportes en todo el mundo ya que no solo se contentan con pedirte el doble o más sino que si no aceptas prefieren perderte a que pagues lo mismo que los habitantes locales... algo poco comprensible...
Pero como odiamos a estos conductores aprovechones que abarrotan las salidas de los hoteles esperando a los turistas que todo les da igual pues decidimos andar un rato y buscar a cualquier otro aunque nos cobrara lo mismo... al final nos salió bien la jugada pues ida y vuelta pagamos menos de lo que nos pedían.
El parque muy bonito pero se pasan tres pueblos con los precios de las entradas. La guía decía que costaba 2000 Kyats (2 dólares) por persona pero como parece que aquí en un año todo ha subido el doble y no solo para el pueblo pues nos encontramos una entrada de 5 dólares cada uno para ver un parque de flores... bueno ya que estábamos lo pagamos y disfrutamos mucho del agradable y relajado paseo pero reconocemos que se pasan mucho con esos precios... esto es Asia no Europa decíamos entre nosotros..
De todos modos estuvo muy bien, sobre todo el jardín de orquídeas en el que alucinamos con la variedad, el colorido y el aroma de esta preciosa flor.
Por lo visto este lugar es muy apropiado para esta especie porque había muchísimas plantas y flores hermosas.
Cuando nos entró hambre dejamos de pasear por el parque y volvimos al pueblo a comer y a descansar y aprovechar la habitación que se nos había presentado.
Al dia siguiente cogimos de nuevo un pick-up hasta Mandalay, esta vez sí hasta los topes (con gente dormida en nuestros hombros de regalo), para tomar un bus hasta nuestro último y nombrado destino en Myanmar... Bagan y sus 4.400 templos.
1 comentario:
Hola, soy Toni, tio de Laura, bueno de David, su marido. Me cuenta que ella y Maider trabajaron juntas durante dos años. Me han pasado el link de vuestro blog y, la verdad, me ha gustado un montón. La última entrada, Bagan, es muy emotiva.
Con vuestro permiso, os voy a seguir "de cerca".
Un abrazo,
Publicar un comentario