Toda etapa mala tiene su recompensa ¿no?, pues ésta la recibimos en este lugar tan apartado del mundo pero tan relajante y bonito llamado Lago Inle.
El lugar donde nos alojamos nada más llegar de Kalaw (solo dos horas de viaje... yujuuuuuuu!!) de nombre impronunciable (Nyaungshwe) es un buen lugar para conocer toda la vida que rodea este gran lago llamado Inle.
El primer día como siempre lo utilizamos para situarnos en el lugar y comprobar que a pesar del increíble turismo que encontramos aquí, este lugar sigue siendo muy humilde y pobre como el resto de pueblos turísticos de Myanmar.
Este pueblo se sitúa en un canal 2 km al norte del gran lago, pero debido a su conexión con la carretera asfaltada y a la oferta turística, es uno de los mejores lugares, sino el mejor, para tomarlo de punto de partida para explorar el lago.
Al poco de pasear comenzamos a darnos cuenta que este lugar era más turístico de lo que imaginábamos, ya sea por vacaciones veraniegas o por lo que sea, no paraban de pasar guiris por todas las calles de nuestro paseo de inspección.
Y sobre todo españoles, no sabemos si las agencias turísticas tienen algo con este país o está de moda, pero sin dudarlo más de la mitad del turismo era español.
Pero eso sí, no turismo de mochila sino de ropa de "coronel tapioca" como si estuvieran en Africa o algo así y hoteles de 45 dólares que también los hay.
No tenemos nada en contra con este tipo de turismo pero nos hace gracia como les gusta llamar la atención ante cualquier situación y lo contentos que se les ve de llevar la cara pringada de el maquillaje que usan aquí los lugareños para protegerse del sol.
Lo que no saben es que a ellos no les queda tan auténtico y parece más bien un adorno que algo funcional.
Dejando ya de meternos con los turistas españoles que hemos visto hablar a voces (frases como... Carmeeeen que pueblo es este!!) pasamos a contaros nuestras impresiones sobre este gran lugar.
Contratamos un barco para visitar el lago y la vida de sus poblados con un señor que no hablaba casi inglés pero que era recomendado por el restaurante que os hablamos de Kalaw.
Y la verdad nos ha encantado ya que el señor no hablaba mucho pero se hacía entender y era muy agradable, nada pelota como muchos que llevan turistas.
Un día más el despertador sonaba a las 5.30 h de la madrugada, pero merecería la pena ya que debíamos partir a las 6 del embarcadero del pueblo para poder llegar a ver la procesión del Buda que casualmente coincidía con nuestra estancia en este lugar (se celebra durante tres semanas por estas fechas).
Y para que veáis la "casualidad" (que después de informarnos más que casualidad es copia) de las procesiones en las diferentes religiones nos enteramos que esta procesión donde llevan al Buda desde su templo al resto de pueblos durante las tres semanas que dura el festival, no es más nueva que las nuestras sino muchísimo más antigua.
Hace ya 2.500 años que se sigue esta tradición y no es ni más ni menos que lo mismo que hacemos allí con las procesiones pero transportado a través de barcas doradas.
A las 7.30h pasaba la primera barca alargada llena de jóvenes ataviados con vestimentas típicas del lugar (con pantalones tipo fisherman) remando acompasadamente con las piernas de una manera muy peculiar.
A este barco les siguieron tantos que perdimos la cuenta y el último de ellos era el gran barco dorado que contenía la imagen de Buda.
Junto con los turistas había muchos lugareños esperando el paso del barco dorado y traían con ellos flores y ofrendas para lanzarlos al agua a su paso.
Una vez pasó el barco dorado que contenía la imagen de Buda todas las embarcaciones le siguieron hasta el primer pueblo donde guardarían la imagen en un monasterio durante una noche.
Justo entonces aprovechamos para ir en contra de todo el mundo y visitar así con poca gente las ruinas de Indein.
Estas ruinas que datan de 300 años antes de cristo nos parecieron espectaculares.
La vegetación se comía las estupas y el estado de éstas era bastante precario y lamentable pero la falta de dinero para restaurarlas estaba presente en cada paso.
Cuando subimos a la cumbre de la colina que contiene los cientos de estupas pudimos contemplar como allí estaban comenzando a restarurarlas añandiendo el típico color dorado y blanquecino de la cal para hacerlas más visibles y brillantes.
Diariamente un mercado rodea el camino que lleva hasta este lugar pero no sabemos si debido a la procesión o a que visitamos muy temprano el lugar no había muchos puestos de artesanías.
Después de visitar esta reliquia poco valorada para lo que es, montamos nuevamente en barco para hacer las dos visitas de rigor a tiendas de artesanías... no es obligatorio comprar pero te llevan lógicamente por si cae algo.
Uno de los dos sitios que fuimos nos pareció muy auténtico. Allí elaboraban la única prenda del mundo que tardan en hacerla más de tres meses... la fabrican con un hilo muy apreciado, incluso más que la seda, que sacan de la flor de loto.
Ya de por si esta flor tiene un valor místico muy importante para los budistas ya que para ver la flor salir del lodo de esta planta se pasan por los caminos que llevan a la iluminación, es decir, la semilla parte del lodo (vida terrenal) y pasa a traves del agua hasta llegar a la luz divina (iluminación budista). Seguro que habeis visto alguna flor de loto alguna vez, son preciosas y las hay de mil colores.
El caso es que después de lo que cuesta salir del agua y florecer, le cortan el tallo y de este único tallo sale una especie de mínimo hilito muy valorado para la confección de estas telas que evidentemente poseen un doble valor... terrenal y místico (aunque no estamos muy de acuerdo con esta afirmación porque se supone que el budismo lleva a la iluminación a base de despegarse del mundo material).
El caso es que para hacer un pañuelo del cuello se tardan casi tres meses... ahí es na!! y su valor evidentemente intocable para nosotros aunque seguramente asequible para mucha gente.
Después de charlar un rato con esta familia que fabricaba esto desde hacía varias generaciones fuimos poco a poco retornando hacia el norte del lago donde está el pueblo donde nos alojamos.
Pero de camino aún nos quedaba por ver otra maravilla de la adaptación al medio de estas gentes.
Resulta que son uno de los principales productores de tomates del país, eso si, tomates flotantes!!
Si habéis oido bien... utilizan las plantas flotantes del lago como sustento para la tierra que depositan encima y sobre esta plantan las matas de tomate que evidentemente no necesitan ser regadas pues absorven el agua necesaria a traves del fondo.
El resultado son canales y canales de plantas de tomates flotantes cuya recolección y cuidados evidentemente son a través de barcas por los canales que forman los cientos de matas que ocupan esta parte del lago.
A esto es a lo que llamamos ingenio y no a hacer un cohete para ir a la luna... en la sencillez está la vida!!.
Y de ahí al hotel a descansar ya que estábamos muertos después de tanto madrugar y vagar de lado a lado del lago.
Al día siguiente alquilamos unas bicis muy parecidas a las que tenía en la cochera del pueblo mi abuelo y fuimos a explorar un pueblo a dos horas de donde dormimos.
El paseo fue muy interesante y bonito pero el camino fue bastante infernal... había más piedras que en una cantera y todo el tiempo saltabas del asiento de la bici... el resultado unas cuantas agujetas y dolor de huesos al día siguiente pero mereció la pena pues vimos otra manera más cercana de vivir tan diferente a los pueblos turísticos como donde dormimos.
La diferencia es bien clara... los lugares turísticos viven evidentemente de restaurantes, hoteles y agencias de viajes o transporte y los pueblos a pocos kilometros de estos resultan ser "la verdad del lugar" y su vida del campo, ganado y pesca del lago... mucho más auténtico.
El lugar donde nos alojamos nada más llegar de Kalaw (solo dos horas de viaje... yujuuuuuuu!!) de nombre impronunciable (Nyaungshwe) es un buen lugar para conocer toda la vida que rodea este gran lago llamado Inle.
El primer día como siempre lo utilizamos para situarnos en el lugar y comprobar que a pesar del increíble turismo que encontramos aquí, este lugar sigue siendo muy humilde y pobre como el resto de pueblos turísticos de Myanmar.
Este pueblo se sitúa en un canal 2 km al norte del gran lago, pero debido a su conexión con la carretera asfaltada y a la oferta turística, es uno de los mejores lugares, sino el mejor, para tomarlo de punto de partida para explorar el lago.
Al poco de pasear comenzamos a darnos cuenta que este lugar era más turístico de lo que imaginábamos, ya sea por vacaciones veraniegas o por lo que sea, no paraban de pasar guiris por todas las calles de nuestro paseo de inspección.
Y sobre todo españoles, no sabemos si las agencias turísticas tienen algo con este país o está de moda, pero sin dudarlo más de la mitad del turismo era español.
Pero eso sí, no turismo de mochila sino de ropa de "coronel tapioca" como si estuvieran en Africa o algo así y hoteles de 45 dólares que también los hay.
No tenemos nada en contra con este tipo de turismo pero nos hace gracia como les gusta llamar la atención ante cualquier situación y lo contentos que se les ve de llevar la cara pringada de el maquillaje que usan aquí los lugareños para protegerse del sol.
Lo que no saben es que a ellos no les queda tan auténtico y parece más bien un adorno que algo funcional.
Dejando ya de meternos con los turistas españoles que hemos visto hablar a voces (frases como... Carmeeeen que pueblo es este!!) pasamos a contaros nuestras impresiones sobre este gran lugar.
Contratamos un barco para visitar el lago y la vida de sus poblados con un señor que no hablaba casi inglés pero que era recomendado por el restaurante que os hablamos de Kalaw.
Y la verdad nos ha encantado ya que el señor no hablaba mucho pero se hacía entender y era muy agradable, nada pelota como muchos que llevan turistas.
Un día más el despertador sonaba a las 5.30 h de la madrugada, pero merecería la pena ya que debíamos partir a las 6 del embarcadero del pueblo para poder llegar a ver la procesión del Buda que casualmente coincidía con nuestra estancia en este lugar (se celebra durante tres semanas por estas fechas).
Y para que veáis la "casualidad" (que después de informarnos más que casualidad es copia) de las procesiones en las diferentes religiones nos enteramos que esta procesión donde llevan al Buda desde su templo al resto de pueblos durante las tres semanas que dura el festival, no es más nueva que las nuestras sino muchísimo más antigua.
Hace ya 2.500 años que se sigue esta tradición y no es ni más ni menos que lo mismo que hacemos allí con las procesiones pero transportado a través de barcas doradas.
A las 7.30h pasaba la primera barca alargada llena de jóvenes ataviados con vestimentas típicas del lugar (con pantalones tipo fisherman) remando acompasadamente con las piernas de una manera muy peculiar.
A este barco les siguieron tantos que perdimos la cuenta y el último de ellos era el gran barco dorado que contenía la imagen de Buda.
Junto con los turistas había muchos lugareños esperando el paso del barco dorado y traían con ellos flores y ofrendas para lanzarlos al agua a su paso.
Una vez pasó el barco dorado que contenía la imagen de Buda todas las embarcaciones le siguieron hasta el primer pueblo donde guardarían la imagen en un monasterio durante una noche.
Justo entonces aprovechamos para ir en contra de todo el mundo y visitar así con poca gente las ruinas de Indein.
Estas ruinas que datan de 300 años antes de cristo nos parecieron espectaculares.
La vegetación se comía las estupas y el estado de éstas era bastante precario y lamentable pero la falta de dinero para restaurarlas estaba presente en cada paso.
Cuando subimos a la cumbre de la colina que contiene los cientos de estupas pudimos contemplar como allí estaban comenzando a restarurarlas añandiendo el típico color dorado y blanquecino de la cal para hacerlas más visibles y brillantes.
Diariamente un mercado rodea el camino que lleva hasta este lugar pero no sabemos si debido a la procesión o a que visitamos muy temprano el lugar no había muchos puestos de artesanías.
Después de visitar esta reliquia poco valorada para lo que es, montamos nuevamente en barco para hacer las dos visitas de rigor a tiendas de artesanías... no es obligatorio comprar pero te llevan lógicamente por si cae algo.
Uno de los dos sitios que fuimos nos pareció muy auténtico. Allí elaboraban la única prenda del mundo que tardan en hacerla más de tres meses... la fabrican con un hilo muy apreciado, incluso más que la seda, que sacan de la flor de loto.
Ya de por si esta flor tiene un valor místico muy importante para los budistas ya que para ver la flor salir del lodo de esta planta se pasan por los caminos que llevan a la iluminación, es decir, la semilla parte del lodo (vida terrenal) y pasa a traves del agua hasta llegar a la luz divina (iluminación budista). Seguro que habeis visto alguna flor de loto alguna vez, son preciosas y las hay de mil colores.
El caso es que después de lo que cuesta salir del agua y florecer, le cortan el tallo y de este único tallo sale una especie de mínimo hilito muy valorado para la confección de estas telas que evidentemente poseen un doble valor... terrenal y místico (aunque no estamos muy de acuerdo con esta afirmación porque se supone que el budismo lleva a la iluminación a base de despegarse del mundo material).
El caso es que para hacer un pañuelo del cuello se tardan casi tres meses... ahí es na!! y su valor evidentemente intocable para nosotros aunque seguramente asequible para mucha gente.
Después de charlar un rato con esta familia que fabricaba esto desde hacía varias generaciones fuimos poco a poco retornando hacia el norte del lago donde está el pueblo donde nos alojamos.
Pero de camino aún nos quedaba por ver otra maravilla de la adaptación al medio de estas gentes.
Resulta que son uno de los principales productores de tomates del país, eso si, tomates flotantes!!
Si habéis oido bien... utilizan las plantas flotantes del lago como sustento para la tierra que depositan encima y sobre esta plantan las matas de tomate que evidentemente no necesitan ser regadas pues absorven el agua necesaria a traves del fondo.
El resultado son canales y canales de plantas de tomates flotantes cuya recolección y cuidados evidentemente son a través de barcas por los canales que forman los cientos de matas que ocupan esta parte del lago.
A esto es a lo que llamamos ingenio y no a hacer un cohete para ir a la luna... en la sencillez está la vida!!.
Y de ahí al hotel a descansar ya que estábamos muertos después de tanto madrugar y vagar de lado a lado del lago.
Al día siguiente alquilamos unas bicis muy parecidas a las que tenía en la cochera del pueblo mi abuelo y fuimos a explorar un pueblo a dos horas de donde dormimos.
El paseo fue muy interesante y bonito pero el camino fue bastante infernal... había más piedras que en una cantera y todo el tiempo saltabas del asiento de la bici... el resultado unas cuantas agujetas y dolor de huesos al día siguiente pero mereció la pena pues vimos otra manera más cercana de vivir tan diferente a los pueblos turísticos como donde dormimos.
La diferencia es bien clara... los lugares turísticos viven evidentemente de restaurantes, hoteles y agencias de viajes o transporte y los pueblos a pocos kilometros de estos resultan ser "la verdad del lugar" y su vida del campo, ganado y pesca del lago... mucho más auténtico.
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