martes, 19 de mayo de 2009

San Francisco

Seis horas después estábamos en San Francisco donde nos acogió amablemente nuestro querido amigo Ross, aquel chico que conocimos en nochevieja en El Bolsón y quien se ofreció a darnos alojamiento y a llevarnos por todos los lugares posibles en día y medio que estuvimos en esta ciudad. Desde que pisamos San Francisco tuvimos una sensación de tranquilidad debido al ritmo de vida que se respira tan relajado y al buen rollo que nos transmitía Ross y su hermana Loren.
Nada más llegar del aeropuerto nos recogió con su coche y fuimos a hacer un tour rápido por la ciudad para ver las cosas más típicas como el Golden Gate, las coloridas casas de las calles Ashbury y Haight donde se respira un ambiente muy hippie y donde vivieron los que comenzaron el movimiento hippie de la época como Janis Joplin, las típicas calles en pendiente por donde el mítico tranvía con la prisión de Alcatraz de fondo y la conocidísima calle Lombard con su bajada serpenteante entre bonitas casas blancas con jardines.
Por la noche en casa de Loren, donde dormíamos, nos prepararon una rica cena vegana y descansamos ya que teníamos una diferencia horaria de tres horas.
Al día siguiente Ross nos preparó un bonito día de "adventure" como decía él... para llegar allí recorrimos la carretera de costa hacia el sur contemplando preciosas aunque frescas playas y pueblitos muy típicos californianos. En primer lugar visitamos el Parque Año Nuevo, cerca de San Francisco, donde pudimos pasear por un sendero junto al mar hasta llegar a la playa donde descansan cientos de leones marinos con sus crías. Desde allí fuimos al conocido Parque Redwood donde se encuentran los árboles más grandes del mundo los conocidos “Sequoias”, los cuales llegan a medir hasta más de 100 m y 11 m de diámetro, como también por ser una de las zonas ecológicas destinadas a la conservación de la flora y fauna en los Estados Unidos. La verdad es que nos hicieron sentirnos como seres diminutos al caminar junto a ellos. Hicimos un trekking de dos horas adentrándonos en el parque y disfrutando mucho de la tranquilidad y la inmensidad de este lugar de California.
Todos los pueblos de alrededor incluyendo San Francisco tienen nombre de misioneros que llegaron a la América de la época incluyendo el fraile, que también tiene una calle, Fray Junípero Serra (la calle donde vivimos) con el que nos hicimos una foto... nunca sabes lo que te encuentras en el viaje.
Y con mucha pena ya se nos iba acabando el día en esta ciudad que tantas ganas teníamos de conocer y que nos sorprendió muy gratamente. Y donde aquí a nuestro parecer si que podríamos vivir... ya que hay mucha paz, mucha naturaleza, gente muy concienciada con la ecología, bonitas playas, buen clima y rico vino.

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