jueves, 2 de abril de 2009

Machu Picchu

Eran las siete de la mañana cuando el tren descargaba la manada de turistas que cada día van hacia Machu Picchu (unos mil en temporada baja y muchísimos más en temporada alta). Aquí llega el segundo negociazo, una flota de minibuses que suben cada minuto hasta la entrada de las ruinas; ¿el precio? 13€ ida y vuelta, un robo cuando un bus en Perú cobra 7€ por hacer 500 km. y ocho horas de trayecto. Pero ya teníamos ganas de terminar de pagar y ver la ciudad sagrada, así que pagamos la entrada (30€) y contratamos una guía con un matrimonio jubilado de argentinos encantadores. Por la guía pagamos 100 soles entre los cuatro pero mereció la pena porque nos explicaba cada detalle haciéndote estar en esa época.
Al principio durante tres horas las nubes cubrían por completo toda la ciudad y tras terminar el tour estábamos desesperados porque la vista aérea que todo el mundo tiene de las ruinas al llegar era nula, no se veía nada. Todo el dinero que cuesta llegar y todo lo que nos contó la guía que puede ocurrir en el 2010 (quizás en ese año no dejen pisar las ruinas sino solo verlas desde plataformas) para nada, pensábamos que nos iríamos de allí sin ver la impresionante imagen aérea de Machu Picchu. Pero después de cuatro horas las nubes comenzaros a desaparecer entre las montañas y nuestros pelos comenzaron a erizarse conforme iba apareciendo esa imagen de majestuosidad que es Machu Picchu.
Los datos los dejamos para los libros pero de todos es sabido que fue una obra de ingeniería colosal para aquella época. Construyeron unas 600 terrazas para sostener la ciudad en la montaña y la mitad de ellas las utilizaron como campos de cultivo (maíz, yuca, papa, quinoa, etc.), estudiaron el universo mediante espejos de agua y fueron capaces de predecir con el sol las épocas lluviosas para sus cosechas. Fue toda una sociedad de unas 800 personas que teóricamente abandonaron la ciudad replegándose hacia tierras más lejanas cuando los españoles llegaron a Cuzco.
Pudimos sentir el respeto que ellos tenía por la Pachamama (madre tierra) y lo admiramos y sentimos cada instante que estuvimos allí. Y podríamos estendernos hablando de Machu Picchu páginas y páginas pero tampoco diríamos nada nuevo que no se sepa ya de estas ruinas. Como anécdota hablar de su curioso descubrimiento. Machu Picchu lo descubrió Hiram Bingham que iba en busca de Vilcabamba, la ciudad perdida inca repleta de oro. Cuando paró a los pies de Machu Picchu (Montaña Vieja) no la vio porque estaba cubierta por vegetación y le tuvo que guiar un campesino a cambio de un sol de la época. Los españoles pasaron por el río Urubamba a pocos metros de Machu Picchu durante la colonización pero tampoco la vieron. Machu Picchu estuvo habitada desde 1.450 hasta 1.540, tan sólo noventa años pero se desconoce con certeza la causa de su abandono. Otro dato curioso es que no es correcto hablar de los incas como civilización, pues el inca era como el rey en la pirámide social de la época, se dice pues tierra de incas y lógicamente inca había uno por sociedad sindo algunos más poderosos socialmente hablando que otros. Y la verdad es que todo mereció la pena cuando abandonamos Machu Picchu, las esperas, los precios, las incertidumbres, la niebla... pues fue como sentir la tierra por unos instantes... algo poderoso queda aún allí, bajo la falda del Huayna Picchu. Por cierto ¿alguien quiere girar la cabeza hacia la derecha y mirar el contorno de las montañas? sorprendente ¿no?

1 comentario:

Kary Gonzalez dijo...

Maider, Jose!

Esas fotos me hacen recordar cuando de pequeña fui para alla con mis amiguitas...

Conserven esa magia, esos olores, esa energia...

Es vida.-
Los abraza,
K