viernes, 4 de diciembre de 2009

Pangkor

Desde Bali volamos a Kuala Lumpur en Malasia donde trece días restarían como un reloj..tic tac..tic tac.. para finalizar nuestro sueño hecho realidad. Pero bueno dejamos Kuala Lumpur para el final del viaje y de allí viajamos a Pulao Pangkor una pequeña isla a cuatro horas de Kuala Lumpur que es destino turístico importante entre los malayos. Solo utilizaremos unas líneas pero podríamos usar una entrada entera para hablar de los autobuses y carreteras de Malasia... algo fuera de lo normal... quizás sea que tienen petróleo pero los buses con asientos más parecidos a butacas de relax que a un asiento de bus son alucinantes. Todos los buses prácticamente tienen sólo tres asientos por fila, es decir, una fila de asientos de uno y otra de dos con lo que el espacio se multiplica para comodidad del que en ellos viaja. Así que en solo cuatro horitas nos plantamos en la isla Pangkor... el lugar no está mál pero nada tiene que ver con el resto de lugares de playas paradisíacas que hemos visitado. Pero bueno para pasar unos días pensando en lo que hemos hecho y como vamos a llevar la vuelta a la "irrealidad" no está nada mal. Le llamamos irrealidad no porque no nos guste trabajar y seamos unos hippies raros, nada de eso, le llamamos irrealidad porque nunca hemos sentido tanta realidad como en los 17 países que hemos pisado. Así que rodeado de pañuelos musulmanes y menos sonrisas que de costumbre nos quedamos unos días entre playa y playa tostándonos al sol para retener un poco de calorcito para nuestra vuelta invernal por tierras españolas. Como siempre nos es muy curioso ver como las familias musulmanas se bañan en la playa con toda la ropa que llevan puesta no sea que se les vaya a ver un cachito de piel... pero eso sí, bien que miran a las extranjeras con sus bikinis a la moda europea. Pangkor es una isla bastante selvática donde paseando por la carretera para ir de una playa a otra puedes encontrar desde monos robando la comida de algún que otro restaurante hasta lagartos del tamaño de un cocodrilo pequeño muy parecidos a los famosos dragones de Komodo. De aquí no podemos destacar más que el sol y las playas porque en general los malayos no son demasiado simpáticos en comparación con el resto de países asiáticos aunque eso sí mejor será así para que nos vayamos acostumbrando de nuevo a la "irrealidad".

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