Ya hemos encontrado la Tailandia que nos gusta y seguramente hemos empezado a conectar en lugares donde seguramente la mayoría de los turistas acabarían asqueados.
Desde Mae Hong Son viajamos hasta Mae Sariang y hacer noche en un hotel de los que aparentan ser alternativos pero acaban siendo asquerosos, pero bueno decidimos parar allí porque no queríamos hacer 12 horas del tirón ya que no tenemos el tiempo justo.
Aquel lugar estaba bastante desierto, de hecho no vimos ni un solo turista, pero bueno descansamos y al día siguiente montamos en el impronunciable sawngthaew (aquí llaman así a una especie de furgoneta con la parte trasera abierta excepto el techo donde hay bancos enfrentados para sentarse).
Pensábamos que iba a ser un viaje duro pero resultó ser uno de los viajes más agradables por los lugares que atravesamos y la autencitidad de la gente con la que nos íbamos encontrando en este largo viaje de 6 horas por carreteras bastante viejas.
A partir de aquí empezamos a encontrarnos más cómodos con la gente y la escasez de turistas que "tanto nos gustan".
Eran eso de las 16h cuando llegamos a Mae Sot un lugar que según la guía no tiene nada y precisamente eso es lo que la hace atractiva la falta de turismo, de hecho el turista que se acerca hasta este lugar es aquel que ha llegado a Tailandia por vía terrestre ya que al entrar en avión al país te dan 30 días de visado.
Esto se traduce en pocos turistas y los que te encuentras vienen normalmente de otros paises del sudeste asiático por lo que son más parecidos a nosotros.
Este lugar es una mezcla muy interesante de tailandeses con birmanos, indios y seguramente de otros países que cruzan la frontera casi diariamente para acercarse al mercado o a comerciar con productos por lo que se puede decir que Mae Sot tiene un mercado bastante concurrido de gentes de diversas nacionalidades y nos encanta sentir miradas de ojos negros profundos como los indios, tímidas de los niños birmanos en brazos de sus madres o tailandeses de los que no suelen estar tan cerca del turismo.
El caso es que hicimos el paripé fronterizo consistente en llegar a la frontera de ambos países, sellar como que abandonábamos el país (que de hecho lo hicimos por 5 minutos) y cruzar un puente que separa ambos países hasta la frontera birmana donde un policía bastante más corrupto y precario que el prototipo tailandés que nos sangró 1.000 baths (20 euros... casi el presupuesto de un día para los dos) así por la cara a cambio de un sellito de sólo unos segundos en su país.
Con el sellito de entrada y salida de Birmania y con 20 euros menos en el bolsillo caminamos de nuevo el puente que separa ambos países para ir cruzándonos con muchísima gente humilde que venía de Tailandia cargadísimos de frutas y verduras pero que eso no les impedía hacernos una sonrisita.
Una vez de nuevo en Tailandia otro sello nos decía que teníamos 15 días más para estar en el país que al fin y al cabo era a lo que fuimos.
Así que con el pasaporte bien lleno de sellos decidimos continuar hasta el siguiente lugar donde decidimos parar... Sukhothai.
En Sukhothai nos esperaba un sorpresa mayúscula, nada más llegar a la estación de buses un chico se nos acercó ofreciéndonos alojamiento como suelen hacer siempre ya que los de la lonely planet tienen el lleno por el hecho de salir en la guía independientemente que sean buenos o peores.
El caso es que nos mostró un papel con fotos del hotel y pensábamos que eso se salía de nuestro presupuesto pero nos dijo que las viéramos y luego decidiéramos.
Llegamos a un resort de esos que da miedo hasta entrar... nos recibieron dos tailandesas muy guapas vestidas y maquilladas juntando sus manos y agachando su cabeza a modo de bienvenida, subimos a la habitación y cuando nos dijo el precio no nos lo podíamos creer... 300 baths (6 euros la doble) por un pedazo de hotel con wifi, un restaurante maravilloso y baratísimo, transporte gratuito a la estación de buses, una antención increíble, bicicletas gratis para pasear o acercarse al centro del pueblo, etc etc...osea algo auguraba que este lugar iba a ser un gran lugar.
Y no nos equivocamos... nos dieron todas las facilidades baratas para llegar a la zona de los templos y hasta nos llevaron gratis donde salía el bus... vamos que por unos días nos sentimos viajeros de alto presupuesto (a pesar de ser muy barato) pero eso sí, con humildad.
Al día siguiente ya bien descansados fuimos a ver los maravillosos restos de los antiguos templos de esta ciudad... nada más llegar a la parte vieja que se encuentra a 15 kilómetros de la ciudad nueva nos ofrecieron unas bicicletas perfectas para perderse por los preciosos caminos rodeados de grandísimos árboles que rodean los templos de Sukhothai.
Los templos de Sukhothai están separados por estos largos caminos asfaltados rodeados de una agradable sombra por lo que la bicicleta es casi indispensable para moverse y poder verlos todos en un día relajadamente.
Y poco os podemos contar de ellos, solo podemos decir que visitar estos lugares sagrados te hace sentir diferente... seguramente quien haya experimentado el estar en Asia y se haya topado con su milenaria cultura sepa de qué estamos hablando.
Sabemos que mucha gente piensa que son bobadas, otros lo imaginan, otros lo respetan... pero sentir la paz de las antiquísimas figuras budistas de piedra sólo las puede sentir quien cree en ellas y de momento nosotros pensamos que es la forma de vida (y no decimos religión porque aunque se considere así literariamente para nosotros no lo es) que más se acerca a como pensamos y al camino que llevamos en esta vida en la que no estamos cómodos con lo que nos rodea.
Sin ir más lejos el otro día íbamos en un bus camino a Pai cuando un señor tailandés de 50 años acomodado económicamente por el puesto de trabajo que desemnpeñaba nos preguntaba cual era la manera de vivir en uno de los países más privilegiados del mundo... hablamos mucho de las diferencias culturales y nos preguntó si éramos católicos y le dijimos que no, que de pequeños hicimos lo que todos comulgando, etc... pero que hoy en día no estábamos de acuerdo con la vida que esta religión lleva.
Y nos hizo saber que hay muchísimas clases de monjes que se diferencian por lo estrictos que son en sus hábitos espirituales y dependiendo de ello tienen los hábitos de un color u otro.
Decía que el budismos permite "lo que tú quieras", entendámonos, lo que tú quieras siempre que sigas su filosofía de vida.
Hay monjes que practican el celibato, que renuncian a todo, incluso a tocar el dinero material, etc... luego otros sin embargo pueden casarse o comprar en un 7 eleven a las once de la noche.
Eso nos muestra que el budismo es el aprendizaje que muestra el camino de buda que mediante el despojo de la vida material e interior nos lleva a un estado de quietud y serenidad total.
Este aprendizaje es personal y compende muchas doctrinas entre ellas la meditación y el conocimiento personal... eso que casualmente tanto falta en nuestras vidas.
Para ello hay un sólo camino y cada uno elige el momento en el que se queda en él, pero lo que está clarísimo que es la forma de vida más sincera, pura y clara que hemos visto a lo largo de nuestro viaje.
Muchos matan en nombre de las religiones... traficantes de drogas con la virgen tatuada en su pecho, islamistas inmolándose en nombre de Alá o hinduistas matando a Indira Gandhi por no estar de acuerdo con sus políticas pero contrariamente lo que hemos conocido de los monjes budistas ha sido todo lo contrario... si ha existido alguna muerte ha sido la suya propia a modo de protesta como
el monje que se quemó a lo bonzo que os contamos en el post de Hué en Vietnam o tantos que murieron en los altercados de la antigua Birmania.
En definitiva para nuestros ojos y para nuestro corazón recorrer los templos budistas de Sukhothai no solo ha sido de gran belleza sino de convencimiento personal que en la vida solo hay un camino y es el camino del presente, el aquí y el ahora ... porque el futuro no existe y cuanto más te empeñas en planearlo peor es tu vida.
Y quien no lo vea así pues sentimos estar en desacuerdo pero lo que siente el corazón pensamos que es bastante más fiable de lo que pueda sentir nuestro cerebro bastante equivocado por la vida que llevamos.
Y como dicen los monjes... "Aprender el camino de buda es aprender sobre sí mismo"... y creo que todos deberíamos seguir aprendiendo de nosotros mismos cada día para ser un poco mejores.
Desde Mae Hong Son viajamos hasta Mae Sariang y hacer noche en un hotel de los que aparentan ser alternativos pero acaban siendo asquerosos, pero bueno decidimos parar allí porque no queríamos hacer 12 horas del tirón ya que no tenemos el tiempo justo.
Aquel lugar estaba bastante desierto, de hecho no vimos ni un solo turista, pero bueno descansamos y al día siguiente montamos en el impronunciable sawngthaew (aquí llaman así a una especie de furgoneta con la parte trasera abierta excepto el techo donde hay bancos enfrentados para sentarse).
Pensábamos que iba a ser un viaje duro pero resultó ser uno de los viajes más agradables por los lugares que atravesamos y la autencitidad de la gente con la que nos íbamos encontrando en este largo viaje de 6 horas por carreteras bastante viejas.
A partir de aquí empezamos a encontrarnos más cómodos con la gente y la escasez de turistas que "tanto nos gustan".
Eran eso de las 16h cuando llegamos a Mae Sot un lugar que según la guía no tiene nada y precisamente eso es lo que la hace atractiva la falta de turismo, de hecho el turista que se acerca hasta este lugar es aquel que ha llegado a Tailandia por vía terrestre ya que al entrar en avión al país te dan 30 días de visado.
Esto se traduce en pocos turistas y los que te encuentras vienen normalmente de otros paises del sudeste asiático por lo que son más parecidos a nosotros.
Este lugar es una mezcla muy interesante de tailandeses con birmanos, indios y seguramente de otros países que cruzan la frontera casi diariamente para acercarse al mercado o a comerciar con productos por lo que se puede decir que Mae Sot tiene un mercado bastante concurrido de gentes de diversas nacionalidades y nos encanta sentir miradas de ojos negros profundos como los indios, tímidas de los niños birmanos en brazos de sus madres o tailandeses de los que no suelen estar tan cerca del turismo.
El caso es que hicimos el paripé fronterizo consistente en llegar a la frontera de ambos países, sellar como que abandonábamos el país (que de hecho lo hicimos por 5 minutos) y cruzar un puente que separa ambos países hasta la frontera birmana donde un policía bastante más corrupto y precario que el prototipo tailandés que nos sangró 1.000 baths (20 euros... casi el presupuesto de un día para los dos) así por la cara a cambio de un sellito de sólo unos segundos en su país.
Con el sellito de entrada y salida de Birmania y con 20 euros menos en el bolsillo caminamos de nuevo el puente que separa ambos países para ir cruzándonos con muchísima gente humilde que venía de Tailandia cargadísimos de frutas y verduras pero que eso no les impedía hacernos una sonrisita.
Una vez de nuevo en Tailandia otro sello nos decía que teníamos 15 días más para estar en el país que al fin y al cabo era a lo que fuimos.
Así que con el pasaporte bien lleno de sellos decidimos continuar hasta el siguiente lugar donde decidimos parar... Sukhothai.
En Sukhothai nos esperaba un sorpresa mayúscula, nada más llegar a la estación de buses un chico se nos acercó ofreciéndonos alojamiento como suelen hacer siempre ya que los de la lonely planet tienen el lleno por el hecho de salir en la guía independientemente que sean buenos o peores.
El caso es que nos mostró un papel con fotos del hotel y pensábamos que eso se salía de nuestro presupuesto pero nos dijo que las viéramos y luego decidiéramos.
Llegamos a un resort de esos que da miedo hasta entrar... nos recibieron dos tailandesas muy guapas vestidas y maquilladas juntando sus manos y agachando su cabeza a modo de bienvenida, subimos a la habitación y cuando nos dijo el precio no nos lo podíamos creer... 300 baths (6 euros la doble) por un pedazo de hotel con wifi, un restaurante maravilloso y baratísimo, transporte gratuito a la estación de buses, una antención increíble, bicicletas gratis para pasear o acercarse al centro del pueblo, etc etc...osea algo auguraba que este lugar iba a ser un gran lugar.
Y no nos equivocamos... nos dieron todas las facilidades baratas para llegar a la zona de los templos y hasta nos llevaron gratis donde salía el bus... vamos que por unos días nos sentimos viajeros de alto presupuesto (a pesar de ser muy barato) pero eso sí, con humildad.
Al día siguiente ya bien descansados fuimos a ver los maravillosos restos de los antiguos templos de esta ciudad... nada más llegar a la parte vieja que se encuentra a 15 kilómetros de la ciudad nueva nos ofrecieron unas bicicletas perfectas para perderse por los preciosos caminos rodeados de grandísimos árboles que rodean los templos de Sukhothai.
Los templos de Sukhothai están separados por estos largos caminos asfaltados rodeados de una agradable sombra por lo que la bicicleta es casi indispensable para moverse y poder verlos todos en un día relajadamente.
Y poco os podemos contar de ellos, solo podemos decir que visitar estos lugares sagrados te hace sentir diferente... seguramente quien haya experimentado el estar en Asia y se haya topado con su milenaria cultura sepa de qué estamos hablando.
Sabemos que mucha gente piensa que son bobadas, otros lo imaginan, otros lo respetan... pero sentir la paz de las antiquísimas figuras budistas de piedra sólo las puede sentir quien cree en ellas y de momento nosotros pensamos que es la forma de vida (y no decimos religión porque aunque se considere así literariamente para nosotros no lo es) que más se acerca a como pensamos y al camino que llevamos en esta vida en la que no estamos cómodos con lo que nos rodea.
Sin ir más lejos el otro día íbamos en un bus camino a Pai cuando un señor tailandés de 50 años acomodado económicamente por el puesto de trabajo que desemnpeñaba nos preguntaba cual era la manera de vivir en uno de los países más privilegiados del mundo... hablamos mucho de las diferencias culturales y nos preguntó si éramos católicos y le dijimos que no, que de pequeños hicimos lo que todos comulgando, etc... pero que hoy en día no estábamos de acuerdo con la vida que esta religión lleva.
Y nos hizo saber que hay muchísimas clases de monjes que se diferencian por lo estrictos que son en sus hábitos espirituales y dependiendo de ello tienen los hábitos de un color u otro.
Decía que el budismos permite "lo que tú quieras", entendámonos, lo que tú quieras siempre que sigas su filosofía de vida.
Hay monjes que practican el celibato, que renuncian a todo, incluso a tocar el dinero material, etc... luego otros sin embargo pueden casarse o comprar en un 7 eleven a las once de la noche.
Eso nos muestra que el budismo es el aprendizaje que muestra el camino de buda que mediante el despojo de la vida material e interior nos lleva a un estado de quietud y serenidad total.
Este aprendizaje es personal y compende muchas doctrinas entre ellas la meditación y el conocimiento personal... eso que casualmente tanto falta en nuestras vidas.
Para ello hay un sólo camino y cada uno elige el momento en el que se queda en él, pero lo que está clarísimo que es la forma de vida más sincera, pura y clara que hemos visto a lo largo de nuestro viaje.
Muchos matan en nombre de las religiones... traficantes de drogas con la virgen tatuada en su pecho, islamistas inmolándose en nombre de Alá o hinduistas matando a Indira Gandhi por no estar de acuerdo con sus políticas pero contrariamente lo que hemos conocido de los monjes budistas ha sido todo lo contrario... si ha existido alguna muerte ha sido la suya propia a modo de protesta como
el monje que se quemó a lo bonzo que os contamos en el post de Hué en Vietnam o tantos que murieron en los altercados de la antigua Birmania.
En definitiva para nuestros ojos y para nuestro corazón recorrer los templos budistas de Sukhothai no solo ha sido de gran belleza sino de convencimiento personal que en la vida solo hay un camino y es el camino del presente, el aquí y el ahora ... porque el futuro no existe y cuanto más te empeñas en planearlo peor es tu vida.
Y quien no lo vea así pues sentimos estar en desacuerdo pero lo que siente el corazón pensamos que es bastante más fiable de lo que pueda sentir nuestro cerebro bastante equivocado por la vida que llevamos.
Y como dicen los monjes... "Aprender el camino de buda es aprender sobre sí mismo"... y creo que todos deberíamos seguir aprendiendo de nosotros mismos cada día para ser un poco mejores.
1 comentario:
Hacia mucho que no los visitaba.!!!
Siempre hermosas fotos...
guay, que partes del mundo mas maravillosas...! A veces creo que verlos a uds. ahí es ir yo también un poco...
abrazo fuerte a los dos!
Desde BA
Kary
Estamos todos bien...a días de la primavera!
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