Tras una semana en La Paz esperando solucionar el problema de la mochila sin resultado alguno nos fuimos a Copacabana.
Copacabana es un pequeño pueblo a orillas del lago Titicaca (que tampoco es el más alto del mundo como se cree, hay más altos en Perú, Chile o Ecuador) con poco atractivo excepto su catedral de estilo morisca y el puerto desde donde salen los botes a la Isla del Sol.
Esta isla es el remanso de paz que necesitábamos después de tantos nervios acumulados y sobre todo impotencia. Es una isla de poco más de cuatro kilómetros de larga pero muy montañosa y con muchas ruinas incas. Al llegar ya nos esperaba una gran prueba, “La escalera del Inca”, son las escaleras construidas por los incas para subir al pueblo de la parte sur llamado Yumani y decimos prueba porque a 3.800 msnm cualquier movimiento supone un gran esfuerzo. Con el corazón en la boca pasamos todo el día para recorrer la isla de sur a norte por un pequeño sendero con preciosas vistas. Una vez llegamos a Chai’llapampa en el norte, comimos y como no había otra manera de volver a esas horas más que a pie, caminamos inmediatamente para evitar que el sol se pusiera en el camino.
En total cinco horas y media cruzándonos en la isla con guiris de los que no saludaban y a la vuelta con lugareños con sus animales de vuelta a sus cuadras.
Un paseo agotador pero muy recomendable y relajante.
Y así terminaron nuestros días por Bolivia. El resumen, dejando de lado el robo de la mochila, es el de un país con paisajes tan diversos y bonitos como mal administrados. En Bolivia hay turismo por la variedad y espectacularidad de sus paisajes, pero no será por la amabilidad de sus gentes, porque en ningún país de los visitados en nuestras vida hemos conocido gente más sosas y antipáticas y no ha sido casualidad sino que muchos viajeros coinciden con nosotros. Incluso en muchas tiendas nos hemos salido sin comprar porque ni siquiera te miran a la cara, es como si no quisieran que les comprases, es algo tan extraño…Pero bueno quizás hay que perdonar porque en otra época los españoles nos portamos mucho peor con ellos.
Y así nos marchamos de Bolivia, con la retina repleta de paisajes hermosos, con impotencia e indignación por el mal funcionamiento de l ajusticia, con unos cuantos kilos de menos sobre nuestra espalda pero con la total certeza de que todo aquello que nos ocurrió es por algo bueno y que nos ha enseñado mucho para segur con nuestro viaje despacito por el mundo.
Gracias a todos aquellos que nos habéis apoyado con lo ocurrido, en esos momentos nos hicisteis sentirnos cerca, como en casa.
sábado, 14 de marzo de 2009
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