La Serena es un buen destino para tomarla de
Al día siguiente fuimos a Coquimbo, una ciudad portuaria cercana y donde por primera vez pudimos ver la abundancia de pescados, mariscos y moluscos de esta zona. El mercado estaba repleto de ostiones, locos, camarones, pulpo, machas, almejas, mejillones, navajas, erizos etc, etc… incluso se comían allí mismo con un limón exprimido y algo de cilantro por encima.
Curiosa es la mezquita que se levanta en uno de sus cerros y que por instantes te hace sentir que no estás en Chile sino en cualquier lugar pesquero de Marruecos.
Y una de las mejores sorpresas que nos deparó el lugar y porqué no decirlo el azar, es que en La Serena se encuentre el único moái que ha salido de Isla de Pascua (a la cual no vamos, no por falta de ganas sino por el carísimo precio del vuelo).
Este moái lo regaló un anciano de la isla a otro de La Serena y ya que no podemos ir a la Isla de Pascua fue una gran sorpresa admirar su belleza, misticidad
salió de la isla muchos países lo pidieron para sus museos y un par de veces que viajó a Francia y a Barcelona se quebró por el cuello debido al mal transporte por lo cual decidieron que no saldría más de La Serena.
Desde La Serena viajamos a Vicuña para ir al Observatorio Mamalluca, ya que según los expertos por estos valles se sitúan los mejores lugares del mundo para observar el universo, entre otras cosas porque poseen el privilegio de albergar el valle con más noches despejadas del mundo, con casi 300 noches de las 365 noches anuales.
Fue más impresionante el propio cielo en sí que lo que podíamos ver a través del gran telescopio que fue a penas unos segundos entre tantos visitantes. Allá se veían nebulosas a simple vista como millones de estrellas, también fue suerte encontrarnos con una noche oscura sin luna que contribuía a una mejor observación del universo.
Al día siguiente nos esperaba Pisco Elqui, un pequeño pueblo bastante yogui con meditación gratuita a media tarde, hostels con jardines internos tranquilísimos con música relajante y rodeado de montañas que protegen el valle del tesoro del lugar: los viñedos, donde elaboran la bebida nacional más disputada entre Chile y Perú; el pisco.
Con él elaboran el rico “pisco sour” un trago a base de pisco (tipo orujo, grappa etc.), zumo de limón, azúcar y clara de huevo. El lugar nos abrazó y llenó de paz, comida vegetariana, tranquilidad y gente agradable con las que conversar sin parar como Cecilia, una chica santiagueña que venía acá a relajarse de la tensión de la ciudad, con la que pasamos agradables ratos.
Por cierto seguro que debe diseñar ropa bien hermosa ya que estamos convencidos que el amor a las cosas se transmite: “Te deseamos mucha suerte en tus proyectos”… a ver si te conviertes en la custo chilena…
Y bueno así con pena, terminaron nuestros días por La Serena y el Valle del Elqui.